La intención del Gobierno de reformar la ley de extranjería para afrontar con armas más eficaces el problema de la inmigración ilegal no acaba de gustar a todos los socialistas. Algunos sectores del partido critican en privado tanto la idea de endurecer la normativa como el cambio de lenguaje registrado en el Gobierno en las últimas semanas.

Diputados, senadores y parlamentarios europeos lamentan que el Gobierno del PSOE opte por una "excesiva firmeza" para atajar las críticas del PP y el impacto mediático de la avalancha de cayucos. Esos sectores del PSOE temen que esa dureza provoque un rechazo en el electorado socialista más progresista, el que cree que esa firmeza se identifica con el lenguaje que usaba el Gobierno de José María Aznar para referirse a la inmigración.

SORPRESA Los socialistas consultados se muestran sorprendidos por las frases utilizadas por los miembros del Gobierno para referirse a la crisis de los cayucos que llegan a las costas canarias. "Los que entren ilegalmente, tendrán que salir tarde o temprano", dijo la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega hace unas semanas. A ese mensaje de cierre de fronteras se han ido sumando estos días varios ministros, José Luis Rodríguez Zapatero y hasta el secretario de organización del PSOE, José Blanco.

Tampoco comparten los parlamentarios citados la necesidad de reformar la ley de extranjería, una iniciativa que estudia el Gobierno y que será consultada con los grupos parlamentarios en una reunión con la vicepresidenta a finales de mes. Varios diputados consideran que la crisis migratoria de este verano es coyuntural y que plantear ahora una reforma legislativa como respuesta --una medida que ha exigido el PP-- solo dará bazas a la oposición.

Según su análisis, los de Mariano Rajoy se apuntarán el tanto de "haber forzado al Gobierno" a revisar la legislación; y los votantes socialistas se sentirán descolocados al pasar de tener "un Gobierno oenegé", en palabras de un dirigente del PSOE, a un Gobierno "que quiere expulsar a los inmigrantes". "Es un giro incomprensible", critica una parlamentaria. La oferta de pacto de Estado por la inmigración realizada por De la Vega al PP no hizo sino abonar esos temores.

Aparentemente ajeno a la voluntad del Ejecutivo de endurecer la ley de extranjería --reconocida ayer por la vicepresidenta--, Blanco atribuyó ayer en exclusiva a Rajoy la intención de introducir cambios. Lo hizo en el discurso inaugural de la conferencia política que el PSOE celebra este fin de semana en Madrid. Blanco alabó la regularización especial que realizó el Gobierno socialista para "convertir la herencia irregular del PP en trabajadores que cumplen con la ley", pero acto seguido achacó a Rajoy la intención de "querer enmendar ahora la ley que él aprobó", en alusión a la de extranjería, aprobada en el 2003.

"LEGAL Y ORDENADA" "Con el PP en el Gobierno, la entrada de los inmigrantes fue ilegal y desordenada. Y lo que España necesita es una inmigración legal y ordenada. Para eso trabaja este Gobierno", fue la única alusión de Blanco a una cuestión que hoy estudiarán los socialistas en la mesa Nuevos retos , que tendrá el fenómeno de la inmigración como uno de los ejes de trabajo. Pero otra frase del discurso de Blanco puede augurar que una fuerte contestación del partido acabe por hacer retroceder al Gobierno en su intención de endurecer la ley: "Todo lo que hacemos lo podemos explicar. Y lo que no podemos explicar, no lo hacemos".