Que una reunión del comité ejecutivo del PP dure más de cuatro horas es extraño. Que una veintena de dirigentes pidan la palabra tras la intervención del presidente del partido es inaudito, aunque no imposible cuando arrecia la crisis. Ayer sucedió todo ello. En contra de lo ocurrido el sábado en el acto de Valladolid, no todo fueron palmaditas en la espalda del líder: los críticos con Mariano Rajoy, encabezados por el exministro Juan Costa, plantaron cara al jefe e insistieron en denunciar su incapacidad para ofrecer un liderazgo "integrador".

Rajoy intentó mostrarse conciliador. Pero sus llamadas a la lealtad y a la prudencia no consiguieron cerrar la puerta a una candidatura alternativa a la suya para el próximo congreso interno. Costa admitió ante sus compañeros que lo está meditando, pese a no haber tomado aún una decisión definitiva.

ESPOSAS Y ESPOSOS La reunión comenzó a las once de la mañana con los informes del presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y del diputado José Antonio Bermúdez de Castro sobre la logística del 16º congreso del PP. Era la parte menos polémica del encuentro. Aún así, hubo 12 intervenciones. También la de Costa, que se quejó de que se hubiera "filtrado interesadamente" a la prensa que su mujer es la responsable de la empresa que organiza el cónclave. Le respondió, en primer lugar, Angel Acebes, que explicó que la concesión a la empresa de la esposa de Costa se hizo por concurso. También Rajoy tomó la palabra para informar de que había telefoneado personalmente a la mujer de su compañero. Y para pedir que eso no se repita. Celia Villalobos defendió, asimismo, a su marido, el cuestionado sociólogo Pedro Arriola, que trabaja para el PP.

Cerrado ese capítulo, llegó el discurso del presidente. Insistió Rajoy en que sigue defendiendo los mismos principios y que tiene intención de volver a dirigir el partido, donde cree no tener adversarios. Por ello, demandó lealtad y prudencia para favorecer la unidad interna. Se abrió el turno de réplicas. Hubo 20 peticiones de palabra.

Durante su turno, Costa sentenció que el PP sufre una "crisis de ilusión" que le lleva a plantearse defender una candidatura alternativa a la de Rajoy. Indicó que la recogida de avales que ya ha realizado la actual dirección no se lo pone fácil y que, si finalmente se decidiera, lo haría con plena "responsabilidad", informando primero a su jefe. Lo que sí exigió Costa fue abrir un debate sobre si se necesita un "nuevo liderazgo".

Tras Federico Trillo, Manuel Fraga y Carlos Aragonés, habló Javier Arenas, que denunció una "estrategia brutal de desgaste" de Rajoy. Le respondió Ignacio González, número dos de Esperanza Aguirre, que negó tal estrategia pero censuró la falta de dirección, que no se haya hecho un análisis profundo del 9-M, que se achaque la derrota a "unos pocos" y que se compre el discurso de "unos, centristas, y los otros, los carcas".

ALUSION A LAS BAJAS González lamentó las bajas de militantes --en alusión a María San Gil y José Antonio Ortega Lara--, la falta de libertad y la renuncia al pasado "exitoso". "Un proyecto político sólido, claro e ilusionante requiere una convicción firme de lo que somos, lo que representamos y defendemos. Sin pensar que debemos parecernos a nuestros adversarios, ser su segunda marca en planteamientos ideológicos o tener complejos de falsa progresía".

Cerró Rajoy, que agradeció el apoyo "sincero de la mayoría" y demandó ser juzgado solo por hechos, no por suposiciones.