Fin de la tregua. El entorno de Pedro Sánchez se preciaba tras la investidura fallida de Mariano Rajoy de que ninguno de los críticos había salido finalmente a cuestionar el rechazo al candidato popular. Insistían en que las quejas eran de bajo voltaje, que solo corrían en el runrún de las conversaciones informales pero que, en público, no había ninguna petición grave que enjuiciara la decisión del secretario general. Lo leyeron como un triunfo. Este miércoles, sin embargo, los barones que plantean una abstención salieron en tromba a dejar claro que el silencio ha terminado y a defender al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, quien ha mostrado el disenso más abierto con la dirección y reclama una reunión del comité federal para aprobar una nueva resolución política que facilite la reelección de Rajoy para evitar terceras elecciones.

“Cada vez que uno abre la boca se le corre a gorrazos", se quejó Vara, harto de que le señalen. Su protesta desató un nuevo incendio, espoleado por una campaña sincronizada en la que otros dirigentes críticos salieron a arroparle de inmediato y a dejar claro que el estadio de paz relativa ha terminado.

La primera en arremangarse, la presidenta andaluza. Susana Díaz rompió su largo silencio estival y advirtió a Sánchez de que "con 85 escaños no se puede gobernar”. Insistió en que la apuesta de los socialistas pasa por asumir que Rajoy repetirá en la presidencia, mientras que al PSOE le toca hacer “una oposición útil". No se limitó a enviar ese mensaje. Además, en las redes sociales transmitió su apoyo al barón extremeño, en un mensaje retuiteado por los críticos. Entre ellos, el diputado Eduardo Madina -que compitió para conseguir la secretaría general contra Sánchez- y también el concejal madrileño Antonio Miguel Carmona.

Su antecesor, Alfredo Pérez-Rubalcaba, expresó en Facebook su disgusto por los descalificativos que ha recibido Vara al plantear a Sánchez la necesidad de que el PSOE se abstenga. Subraya el derecho a opinar del extremeño y defiende que “lo que no se puede hacer es insultarle, faltarle al respeto, atribuirle oscuras intenciones, incluso desmedidas ambiciones”.

Desde el entorno de Sánchez la respuesta sigue siendo la misma: el comité federal se celebrará tras las elecciones vascas y gallegas porque es preceptivo. Y si los díscolos quieren una nueva resolución que obligue a Sánchez a transitar del ‘no’ a la abstención, el núcleo duro les desafía a que reúnan un tercio de las firmas de dicho comité y fuercen su convocatoria, posibilidad recogida en el reglamento interno del partido. Los críticos prefieren evitar un trámite tan belicoso y quieren que sea la dirección quien lo haga. En un mitin en Ourense, Sánchez ha reiterado este miércoles que el PSOE dirá "una y mil veces 'no' a Rajoy".