Andalucía volverá este otoño a adelantar su cita autonómica con las urnas. Al igual que ocurriera hace tres años, los socialistas se quejan de que sus compañeros de viaje son los que en realidad están a punto de poner punto y final a la legislatura, acusándoles de generar inestabilidad política e imposibilitar nuevos proyectos o incluso las cuentas públicas. El desencuentro lo ha propiciado en esta ocasión una reclamación de Ciudadanos, que a siete meses del final del mandato ha exigido la puesta en marcha de las medidas de regeneración democráticas incluidas en el pacto suscrito en el 2015 con los socialistas. «Los pactos y los acuerdos se cumplen en todos sus puntos, no solo en algunos», aseveró Albert Rivera desde Córdoba, emplazando a la presidenta Susana Díaz a «cumplir su palabra» y «rectificar su negativa» a poner en marcha la supresión de los aforamientos o la reforma de la ley electoral.

La última palabra sobre la ruptura del pacto la tendrá mañana el comité ejecutivo nacional de Cs, que se reúne en Málaga. Estudiarán el grado de cumplimiento del acuerdo de gobierno y «tomarán decisiones», por lo que los socialistas, dicen en la formación naranja, tienen dos días para rectificar y, al menos, iniciar los trámites de unas medidas que, en el mejor de los casos, requerirían meses de trámites, el apoyo del Congreso e incluso una consulta ciudadana.

Con esa voluntad de regeneración democrática, saldó Rivera, se zanjaría el debate y la legislatura se agotaría cuando toque. Salvo que, como dejó caer ayer, los socialistas sean los primeros interesados en el anticipo para evitar que la campaña pudiera verse contaminada por la sentencia del caso ERE el próximo año.

Pero desde el PSOE tienen claro que Rivera plantea la cita andaluza en clave nacional, y que por esos cálculos electorales no le importa «tirar por tierra tres años y medio», como le espetó ayer la presidenta Susana Díaz. Los sondeos dan a Cs por delante del PP en Andalucía, lo que permitiría coger aire a una formación desdibujada tras la moción de censura que descabalgó a Mariano Rajoy.

POSTURAS INAMOVIBLES / Por este motivo, Rivera no dudó ayer en reprochar la «alergia» de PP y PSOE a la «regeneración democrática», arrogándose el mérito de ser el partido de la gobernabilidad. «Cs ya ha cumplido apoyando la investidura y la estabilidad», aseveró Rivera. «Quien de momento no lo está cumpliendo son el PSOE y Susana Díaz», insistió. Las posturas parecen inamovibles, y el pasado martes, tras la reunión de seguimiento del pacto entre ambos partidos, el líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, ya adelantó que esa «falta de voluntad» del PSOE les «libera de las obligaciones de cumplir con nuestra parte».

El relato de la ruptura no dista mucho del que Díaz escenificó en el 2015. Sus entonces socios, Izquierda Unida, amagaron con evaluar también el cumplimiento del acuerdo de gobierno, la socialista lo entendió como una interferencia y convocó a las urnas. En esta ocasión, en el PSOE han vuelto a defender que ellos están ocupados gobernando, y que son las otras formaciones quienes generan la inestabilidad porque «tienen la calculadora electoral en la mano».

El portavoz socialista en el Parlamento, Mario Jiménez, reconoció ayer que la postura de Cs «aboca al adelanto». Pese a que en el PSOE aseguran que podrían continuar con los presupuestos autonómicos prorrogados, la verdadera prueba de fuego vendrá en las próximas sesiones parlamentarias, donde se verá el margen de maniobra. Díaz tiene especial interés en la reforma de la Ley de Igualdad, que llegará a la Cámara a finales de mes y que ha sido consensuada por todos los partidos, por lo que el botón de las elecciones podría activarse entonces.