El líder del PP, Mariano Rajoy, junto con el presidente del partido en Galicia, Manuel Fraga, dio ayer el pistoletazo de salida de la carrera por la sucesión del expresidente de la Xunta, al fijar la fecha del congreso extraordinario en el que se elegirá al nuevo líder del PPG, que se celebrará los días 14 y 15 de enero.

La dirección del partido prefería un cónclave controlado y con pocos candidatos, pero como ya se han postulado hasta cuatro aspirantes, Rajoy no tuvo más remedio que abrir las puertas a la participación, aunque sin demasiado entusiasmo. "Claro, yo soy un liberal", se limitó a responder cuando se le preguntó sobre si aceptaba la presencia de tanto candidato.

La silla de Fraga está en el punto de mira de los dos exvicepresidentes de la Xunta y dos exconsejeros, aunque tan solo uno de ellos, el anterior titular de Pesca, Enrique López Veiga, manifestó abiertamente su intención de presentarse.

CANDIDATO OFICIAL Entre los postulantes destaca el exvicepresidente primero de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que sigue teniendo los apoyos de la dirección central del partido, pese a su tropiezo en las elecciones gallegas, ya que su provincia, Pontevedra, no obtuvo los resultados previstos. También está en buena posición el otro exvicepresidente, José Manuel Barreiro, cuyas buenas relaciones con las dos corrientes que integran el PP gallego --la rural-galleguista y la urbana afín a Rajoy-- le convierten en una buena apuesta. El tercero en discordia sería el exconsejero de Obras Públicas Xosé Cuiña, líder del sector galleguista. En sus antípodas se sitúa López Veiga, en cuya candidatura algunos ven más un intento de debilitar a Cuiña que un verdadero proyecto para dirigir el partido.

Los cuatro candidatos tendrán que pasar una criba para llegar al congreso, ya que necesitan el aval de, al menos, 400 compromisarios de los 2.000 que asistirán al congreso, lo que hace muy difícil que todos consigan los apoyos necesarios. Por eso es muy probable que se activen las alianzas para que en enero sólo haya un par de candidaturas, algo que dejaría más satisfechos tanto a Fraga como a Rajoy.