El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, se extendió tanto en sus respuestas al fiscal de sala Jaime Moreno que, de vez en cuando, dejó escapar afirmaciones cuando menos llamativas ante el tribunal que juzga el procés. Como cuando destacó que «los españoles deberían estar orgullosos del 1-O, porque fue el ejercicio de desobediencia civil más grande de Europa», declaró, propio de «sociedades desarrolladas» como Escocia o Canadá. O cuando anunció tantos referéndums como sean necesarios hasta que «no haya violencia policial», o al enmarcar su reclamación de «más democracia» en todo «el Estado español».

Previamente había insistido en que «ante el dilema de la suspensión del Tribunal Constitucional» y el ejercicio de derechos fundamentales, «nadie» debe tener «ninguna duda» de que Òmnium siempre optará por estos últimos, «de manera pacífica y festiva, pero con coraje y decisión». Aseguró que «en este país, España, se ha luchado mucho para defender derechos fundamentales», a fuerza de practicarlos, por lo que el «derecho a votar en Cataluña se ganará votando», afirmó.

Cuixart, que se definió como «medio español», porque su madre es murciana, recordó que el 9-N también tuvo respuesta penal y «ahora una persecución económica surrealista», e insistió en que ni las entidades soberanistas ni los ciudadanos que acudieron a votar recibieron una notificación judicial declarando ilegal la consulta. Después defendió la desobediencia civil, que, según dijo, el Tribunal Supremo considera «un síntoma de buen estado de salud de la democracia», y anunció que la ejercerá ante cualquier situación que considere «ilegítima e injusta», como hicieron Rosa Parks, Gandhi o Martin Luther King.

Según Cuixart, el 20 de septiembre del 2017 fue «un punto de inflexión», por el momento que se vivía con la apertura de diligencias a 750 alcaldes, registros y detenidos. «Para una parte muy importante de la sociedad catalana es una agresión en la relación con el poder. Va a pasar lo mismo si aplican más 155: el sentimiento de autogobierno va más allá del independentismo».

El acusado había comenzado su declaración ante el tribunal autodefiniéndose como «preso político, no un político preso», aunque al mismo tiempo aseguró que es «independentista» con un «sentimiento republicano». Cuixart, que fue reprendido por usar «hostia» como muletilla por el presidente del tribunal, Manuel Marchena, explicó que lo que Òmnium Cultural está pidiendo a «todos los políticos» es «que se escuche a la ciudadanía».