La foto de esta página no es una más. El ministro de Exteriores de Israel, el radical Avigdor Lieberman, también se reunió ayer con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y no hay constancia gráfica. El viaje oficial del político israelí ha sido uno de esos huesos que los jefes de las diplomacias están obligados a roer de vez en cuando. Miguel Angel Moratinos lo hizo ayer por varias razones. La más importante, la celebración de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo, en junio en Barcelona. La paralización de las negociaciones entre israelís y palestinos pone en peligro el encuentro, uno de los momentos clave de la presidencia rotatoria de la UE.

Lieberman pertenece al partido ultraderechista Israel Beitenu, que representa la línea mas dura de la política de intransigencia del Ejecutivo de Binyamin Netanyahu con las reivindicaciones palestinas. La decisión del Gobierno israelí de seguir construyendo asentamientos en Jerusalén le ha reportado una de las crisis más importantes con EEUU y la reprobación de la mayoría de los países europeos.

España tiene intención de celebrar la cumbre de la Unión por el Mediterráneo el próximo mes de junio, pero la mayoría de los países árabes ya han anunciado que no compartirán mesa con Lieberman.