Ni un político de astucia mil veces demostrada como Artur Mas ha podido salvar el match ball probablemente más complicado de su carrera política: propiciar que una formación anticapitalista le facilitase la investidura. La CUP consumó ayer el veto al líder de CDC, tras una tensa reunión del consejo político cupero, lo que provocó movimientos sísmicos en cadena en el bloque secesionista, que reaccionó visiblemente airado ante el desafío de tener que enfrentarse a unas nuevas elecciones apenas cinco meses después de haberse declarado vencedor del "plebiscito" sobre la independencia.

Una intensa discusión entre los pros y los contras de oxigenar a Mas precedió a dos votaciones en las que, pese a la honda división interna manifestada la última semana, el no al candidato de Junts pel Sí se impuso con relativa facilidad. De hecho, las dos opciones que suponían vetar la investidura son las únicas que han obtenido mayoría absoluta en la primera ronda y que, en consecuencia, han pasado a la votación definitiva.

LAS ELECCIONES, EN MARZO En ella, la fórmula que cosechó más apoyos ha sido la abstención de los 10 diputados, un gesto que todo apunta que ni siquiera tendrán que consumar porque las intenciones de Junts pel Sí, según fuentes de la coalición, pasan por anular el pleno de investidura previsto para esta próxima semana. El 10 de enero expira el plazo legal para elegir presidente y Mas está obligado entonces a convocar nuevos comicios "de forma inmediata", lo que, Estatuto catalán en mano, sitúa el 6 de marzo como fecha más probable para la cita con las urnas.

A Mas, o mejor dicho, a CDC, solo le queda un asidero para evitar unas nuevas elecciones anticipadas: el haraquiri del presidente en funciones. En este sentido, la CUP trató ayer de sacudirse la presión devolviendo la pelota al tejado de Junts pel Sí.

"Quien no ha movido pieza todavía tiene tiempo para hacerlo", afirmó la diputada cupera Gabriela Serra en un emplazamiento a la coalición de Convergència y ERC para que cambie de candidato. El propio Mas ha rechazado reiteradamente la opción de sacrificarse para salvar el proceso, pero Esquerra no es partidaria de repetir la fórmula de Junts pel Sí.

El núcleo duro convergente se reunió ayer y la ejecutiva de ERC hará lo propio hoy por la tarde.

Oriol Junqueras lanzó ayer en Twitter un mensaje de ánimo a sus huestes: "Nunca nos cansaremos, nunca abandonaremos, nunca nos rendiremos. No lo hemos hecho nunca. Y nunca lo haremos. ¡Seguimos!". Sin embargo, el diputado de ERC Joan Tardà, exigió veladamente la cabeza de Mas al instar a "todo el mundo" a hacer "lo que haga falta" para evitar nuevas elecciones "por patriotismo".

La sensación de que la causa independentista ha sufrido un serio destrozo se notaba en las caras de los cuperos al término de la reunión. Rostros serios, prácticamente desencajados, e incluso alguna que otra lágrima. Antonio Baños, se planteaba ayer dimitir. Dirigentes de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) confirmaron ayer que "no hay candidato alternativo" a Artur Mas para ser investido presidente de la Generalitat, por lo que afronta así la eventualidad de que haya de nuevo elecciones anticipadas.