La unidad con la que los partidos catalanes viajaron a Madrid el pasado 2 de noviembre para entregar a las Cortes el proyecto de Estatut aprobado por el Parlamento autonómico es, cuatro meses después, un vago recuerdo. Con la discusión en la Comisión Constitucional, el debate estatutario encara a partir de hoy su recta final en el Congreso en medio de un clima de creciente tensión preelectoral entre las fuerzas catalanas. De las riñas, nadie queda a salvo: las hay entre CiU y ERC, los dos partidos nacionalistas; el PSC y la federación de Artur Mas; y entre las fuerzas del tripartito, cuyo origen está en el rechazo de los republicanos al pacto entre CiU y Jose Luis Rodríguez Zapatero.

De la actitud de Esquerra depende, en gran medida, que Cataluña se vea abocada a una convocatoria electoral anticipada, que el tripartito no desea. Si los independentistas acabaran pidiendo el no o la abstención en el referendo de ratificación del Estatut, previsto ahora para el mes de junio, el Ejecutivo de Pasqual Maragall tendría muy difícil su continuidad. De ahí que, por una parte, sus socios en la Generalitat le presionen con toda suerte de avisos a navegantes para que abandone el rechazo y, por otra, CiU no pierda comba a la hora de meter cizaña entre las fuerzas de la izquierda.

PRESION A ESQUERRA PSC y CiU dieron ayer nuevas pruebas de que no cejarán en su empeño de presionar a los independentistas. "No imagino a ERC diciendo lo mismo que José María Aznar, Mariano Rajoy o Antonio Tejero", sentenció Miquel Iceta, portavoz del PSC, sobre la posibilidad de que Esquerra pida el no en el referendo.

El presidente de CiU anunció que la federación defenderá en la comisión sus preacuerdos con el PSOE y que no hará "seguidismo" de las "batallas perdidas" de ERC en materias como la definición de nación. Mas también amenazó al tripartito con desvelar "más detalles" sobre las ofertas que recibió para entrar en el Gobierno catalán si siguen manteniendo que miente.

Socialistas y convergentes aparcaron sus disputas por unas pocas horas para, en compañía de Iniciativa, preparar con el PSOE la reunión de hoy de la Comisión Constitucional, en la que en sesión de mañana y tarde, se abordará el título preliminar y el capítulo de derechos y deberes. El objetivo del encuentro era reforzar su frente común contra el PP, que hoy contará con la presencia excepcional de Rajoy.

Mientras, el presidente del Gobierno anunció ayer en el Senado que, tras el verano, abrirá una ronda de contactos con los líderes políticos para "explorar si existen las condiciones suficientes" para abordar la proyectada reforma constitucional. De esta manera, Zapatero intenta forzar a Mariano Rajoy a aclarar si está dispuesto a vetar los cuatro cambios anunciados: paridad en la sucesión a la Corona, conversión del Senado en cámara territorial, listado de las autonomías y participación española en el proceso europeo.