El ministro de Defensa, José Bono, ha ordenado a sus subordinados militares que hagan una renovación profunda de la cúpula militar. No es para menos. Y en esta ocasión no se trata de adecuar la ideología de los militares a la del Gobierno, sino a la decencia que el país exige y merece. En torno a Federico Trillo se han dado, por lo que se ve, las peores incompetencias detectadas en el Ministerio de Defensa en mucho tiempo. Puede que sea justo afirmar que eso ha obedecido a que Trillo ha resultado ser uno de los ministros más prepotentes y más pagados de sí mismos.

Bono no es precisamente un izquierdista, ni un radical. Sus ideas sobre el modo de acercarse a los militares son más que discutibles. Pero ha demostrado que tiene una virtud necesaria para ocupar el puesto que ocupa: la decencia enérgica. La renovación drástica de la cúpula militar es algo a lo que ni siquiera la derecha puede oponerse. Es un asunto de salud pública.

*Periodista.