Sin duda, el atentado terrorista más mortífero de nuestra historia y de Europa merece una investigación parlamentaria. No obstante, a diferencia de la tradición estadounidense, son muchos los que dudan de la utilidad de este mecanismo en nuestro país. Las objeciones son de tipo formal y política. Por una parte, los límites impuestos para no entorpecer las indagaciones judiciales y preservar el funcionamiento de los servicios secretos del Estado. Por otra, la voluntad inequívoca de instrumentalización partidista. Como decía Leonardo Sciascia, miembro de la comisión de la investigación del caso Aldo Moro, la verdad no es lo que sucedió sino lo que juzgamos que sucedió.

El objetivo del PP al instar la creación de dicha comisión es el de cohesionar el partido con un discurso victimista y desligitimador del actual Gobierno desempolvando la tesis franquista del "golpe de Estado republicano" sobre el resultado de las elecciones de 1931. Por eso, Zapatero frunce el ceño.

*Profesor de Historia.