La crisis económica ha eclipsado de tal forma la agenda del PSOE que amenaza con afectar a la estrategia electoral en las próximas citas con las urnas. La prueba es que en la reunión de ayer de la ejecutiva federal las municipales y las autonómicas del 2011 pasaron a un segundo plano.

En el comité federal de enero, José Luis Rodríguez Zapatero decidió aplazar la confección de las listas y la proclamación de candidatos hasta después del verano para que el baile de nombres no interfiriera en el fragor de la crisis y en la gestión del Gobierno para combatirla. Pero ese compás de espera está generando tensiones internas a nivel territorial.

Según admiten dirigentes del partido, la caída en picado de la popularidad de la principal marca del PSOE --Zapatero--, acentuada tras el plan de ajuste, está generando inquietud en los candidatos que se jugarán el futuro en solo un año. En Madrid, la tensión desborda ya el control de la dirección federal, lo que ha llevado al aplazamiento, también hasta otoño, de la convención municipal que se iba a celebrar este fin de semana en Elche.