La ley del sálvese quien pueda dominó ayer la jornada 54 del juicio del 11-M. Beatriz Bernal, abogada de Otman el Gnaui, sintetizó en una frase ese clima al alegar que su defendido es inocente y que su desgracia fue "estar en el momento equivocado con las personas equivocadas". También resultó elocuente la afirmación de José Luis Laso, letrado de Abdelilah el Fadual, de que "ser amigo de un terrorista no significa que uno se convierta en terrorista". La abogada Mónica Peña defendió la "candidez" de Carmen Toro y dijo que se la acusa "única y exclusivamente" por haber sido la mujer del también procesado José Emilio Suárez Trashorras.

NULIDAD DEL PROCESO En la línea de las demás defensas que han intervenido en la vista, los abogados reclamaron la nulidad del proceso por supuestas vulneraciones de los derechos de los procesados. A continuación, cada letrado respondió a los cargos contra sus respectivos defendidos. La abogada de Gnaui sostuvo que no existen pruebas fundadas contra su cliente, contra quien la fiscalía reclama 38.962 años (frente a los 24 que pedía al comienzo del juicio) por considerarlo colaborador necesario de la masacre. Según indicó la letrada, su defendido estuvo en la finca de Morata de Tajuña, donde se prepararon los atentados, porque fue contratado para realizar unas obras. Dijo que Gnaui nunca participó en las reuniones que se celebraban en esa finca.

La defensa de Abdelmajid Buchar, para quien la fiscalía pide 38.950 años de prisión como supuesto autor material de la matanza, alegó que se no se ha "acreditado fehacientemente" esa imputación y que, al abandonar el puso de Leganés antes de la inmolación colectiva, "no pudo tomar parte en esa decisión". "No es delito ser árabe", dijo el letrado Juan Jesús Yeves, quien aprecia islamofobia en el proceso.