Fue como el balón en los pies de Ronaldinho. Esquivo, fugaz, visto y no visto. Así se deslizó Esquerra Republicana en la primera jornada del Estatuto catalán en comisión, que marca, ahora sí, el tramo final de su recorrido. El voto de ERC continuó siendo la gran incógnita. Josep Lluís Carod-Rovira no soltó prenda y socialistas e Iniciativa, que en privado le azuzan sin tregua, no quisieron achucharle en público. Sólo Artur Mas le emplazó a dejarse de remilgos: hay que coger el tren cuando pasa, aunque el vagón sea de segunda clase. Con el no provisional de ERC diluido por cortesía de sus socios, el partido se jugó, una vez más, entre el PP y todos los demás.

Mariano Rajoy decidió que ayer, primer día de los cinco de debate en comisión, convenía salir al campo quizá con menos agresividad de la acostumbrada. Pertrechado de mucha ironía, ridiculizó pasajes del Estatut, pero esta vez no sacó a colación persecuciones del castellano ni mentó el terrorismo. Para Rajoy este Estatut no sólo ataca a la Constitución y perjudica a los ciudadanos, sino que está tan mal cosido, a base de retales para contentar a unos y a los contrarios, que no hay quien lo entienda. "¡¿Pero quién ha redactado esto?!", exclamó.

"PSEUDOESTADO" El error de partida, para Rajoy, es creer que la definición de Cataluña como nación no tiene consecuencias. El edificio estatutario, avisó, está construido sobre esa premisa y por eso, desde las competencias a la relación con España, todo se concibe como si Cataluña fuera un "pseudoestado". Ese es el meollo del asunto para Rajoy, quien pinchó al PSOE con una pregunta insidiosa: Si Cataluña puede tal cosa o la otra, ¿el resto de autonomías también?

Adoptó la pose de quien no puede creerse que los socialistas avalen con gusto esa tesis. El socialista Alfredo Pérez Rubalcaba le disputó todos los balones. Uno por uno, procuró desmontar cada reparo del PP, al que reprochó que picotee de los artículos del Estatut, mofándose al sacarlos de contexto. Pero Rubalcaba, madridista hasta la médula, confesó que acusaba el resultado de la víspera ante el Arsenal. En palabras de un diputado de CiU, no se le vio "vitaminado".

El ánimo de Rubalcaba preocupó incluso a Josep Piqué, "rendido admirador de la afinada inteligencia" del socialista, pero percibió que no estuvo fino porque no cree en lo que defiende. En esta línea también abundó Rajoy: "Me van a criticar por decir en público lo que ellos opinan en privado", avanzó, refiriéndose a los diputados del PSOE, a los que acusó de hacer un "papelón antológico" por apoyar un texto en el que, según él, no creen.

Pero volviendo al estado de forma de Rubalcaba, tras dejar claro que el Congreso ha ajustado el traje estatutario al maniquí constitucional, clavó a Rajoy con un par de caños : uno, cuidado con el popular Jaume Matas, que pide más para Baleares; y dos, cuando se apruebe el Estatut y todo el mundo compruebe que no se rompe España, quedarán al descubierto las mentiras de Rajoy y su afán de poder.

Aunque la presencia de Carod en el Congreso suscita un cosquilleo entre los periodistas de la capital, ayer pasó sin pena ni gloria. Al no haber decidido aún el sentido de su voto, Carod se limitó a reproducir el discurso que hizo cuando la Cámara baja admitió a trámite el proyecto.

Que no estuvo al ciento por ciento lo prueba que, nada más irrumpir en el terreno de juego, justo después de Rajoy, confesó: "Oyéndole, nos entran ganas de votar que sí". "¡Animo!, ¡ánimo!", le invitaron desde el banquillo del PSC. Carod debió sentirse como el portero del Bremen, pero se rehizo al defender la definición de Cataluña como nación con un ejemplo que caló en otros oradores: si tenemos un Teatre Nacional y nadie se había quejado, ¿por qué ahora la palabra es anatema?

Nación en el preámbulo. Sin efectos jurídicos, pero reconocido por las Cortes españolas. Nada más, pero nada menos. Fue la esencia de lo expuesto por Artur Mas que, envalentonado, avisó de que la "construcción nacional" de Cataluña no se acaba en este Estatut. El líder de CiU fue el único que reclamó a ERC que vote o bien pida la retirada del texto si tan malo le parece.

AMARGA RESPUESTA Carod le recordó que CiU defendía el concierto económico vasco como único sistema posible para Cataluña y, con cierta amargura, le reprochó que, con su foto en la Moncloa con Zapatero, cerrara la puerta a una posible retirada del Estatut. Pero Mas volvió a hurgar en la herida. Al "orgullo herido y a los celos" atribuyó la actitud de ERC.