El delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, ha sido pillado in fraganti comprando un cedé en el 'top manta' el pasado sábado en el Casco Viejo de Bilbao, según ha publicado el diario 'Deia', que adjunta una fotografía del momento en cuestión.

Se trata de un hecho paradójico, habida cuenta de que Urquijo ha demostrado ser durante su mandato un acérrimo defensor de la legalidad, presentando más de un millar de recursos contra las instituciones vascas y pronunciando frases como "la oportunidad política no puede impedir cumplir la ley" o "la ley es para todos, nos guste o no". Según la reforma del Código Penal que aprobó en el 2015 el Gobierno de su partido, el PP, la venta ambulante de productos falsificados es ahora delito, penado con entre seis meses y dos años de cárcel, y el comprador se enfrenta a multas que varían según la ordenanza de cada municipio.

Urquijo, en declaraciones a 'Deia', ha reprochado al diario la publicación de un hecho que ha enmarcado en la esfera de su "vida privada". Según ha manifestado, se encontraba con su familia "y no actuando como delegado del Gobierno", y ha considerado que el objetivo de sacar a la luz la información era el de atacarle "políticamente".

En todo caso, desde su nombramiento, en enero del 2012, la figura del delegado del Gobierno no ha contado con la simpatía de ningún partido, excepto, claro está, del PP. El pasado 25 de noviembre, el pleno del Ayuntamiento de Vitoria instó al Gobierno central a destituirlo de manera "automática y urgente", algo que reclamaron dos semanas las Juntas Generales de Álava. En julio, fue el PNV el que exigió el cese de Urquijo por sus "ataques al autogobierno vasco". El portavoz peneuvista en el Congreso, Aitor Esteban, le ha calificado recientemente como "nefasto" y considera que su actuación va justamente en contra del talante dialogante que ahora exhibe el Ejecutivo central, en minoría en el Congreso y necesitado de apoyos para sacar adelante los Presupuestos.