La de Toni Roldán no es una baja cualquiera para Ciudadanos. Roldán (Barcelona, 1983) es diputado por Barcelona desde 2015 y número dos de la candidatura de Inés Arrimadas al Congreso; portavoz adjunto de Cs en la Cámara Baja, responsable parlamentario de Economía y miembro de la Ejecutiva del partido desde el 2017, como secretario de Programas y Áreas Sectoriales.

Participó en la redacción de los programas electorales de Cs y estuvo en las negociaciones de los acuerdos que el partido alcanzó en 2016 primero con el PSOE -para la investidura de Pedro Sánchez, que resultó fallida-, y luego con el PP, para llevar a Mariano Rajoy de nuevo a la Presidencia del Gobierno.

Roldán llegó a Cs en el 2015, con 32 años, de la mano del reputado economista Luis Garicano (hoy, eurodiputado) con el objetivo de llevar el reformismo liberal en la economía y la educación a la oferta política de Albert Rivera.

Pedigrí socialista

«Hace 4 años convencí a @toniroldanm para que se enrolara en esta aventura. Nadie ha trabajado más, nadie ha sido más leal al proyecto, nadie ha hecho más por conseguir políticas reformistas y regeneradoras para España. Gracias por todo, Toni. Seguiré luchando por esas ideas», publico ayer Garicano en la red social tuiter, mostrando así apoyo a quien hasta ahora se percibía como su delfín.

Sin haber cumplido aún los 30, Toni Roldán visitaba la sede madrileña del PSOE, en la calle Ferraz. Licenciado en Económicas, con un master en Política Económica por la Universidad de Columbia (EEUU) y otro en Relaciones Internacionales por la Universidad de Sussex (Reino Unido), Roldán (Barcelona 1983), empezó a colaborar con el partido socialista. Seguía así la estela de su padre, Santiago Roldán, y de su madre, María Antonia Monés, dos economistas que colaboraron con el PSOE de Felipe González

Poco después, en el 2012, conoció a Luis Garicano en la London School of Economics y fue a partir de ahí cuando el veterano economista convenció al que sería su delfín para sumarse al proyecto liberal, con tintes socialdemócratas, que entonces abanderaba Albert Rivera.

De las dos almas que dividen a Ciudadanos, tanto Garicano como Roldán se han situado siempre en la de la izquierda, sin abandonar la esencia liberal que les diferencia de la socialdemocracia socialista.

Ayer mismo, también en la red social tuiter, el propio Roldán recuperó un artículo publicado en 2015 en Huffingtonpost bajo el título de Por qué me hice Ciudadano. Decía así: «Ciudadanos representa la Tercera Vía Española, que es al mismo tiempo liberal y progresista, nodogmática, libre, reformista, centrista, responsable y europeísta. Y además, tiene un equipo espectacular para lograr el cambio. Por eso me hice Ciudadano».

incompatibilidad

Siendo así, no es extraño que cualquier acercamiento a Vox le causara urticaria. «Los valores de Ciudadanos no son compatibles con los de Vox» decía ya Roldán en noviembre pasado, en un encuentro con estudiantes de la Universidad Carlos III de Madrid, antes del famoso pacto a la andaluza de enero, principio de todo que vino después.

«No me voy porque yo haya cambiado sino porque Ciudadanos ha cambiado», afirmó ayer al explicar su despedida. «De un tiempo a esta parte, la dirección del partido ha tomado una estrategia que no puedo compartir. Lo he dicho cada lunes. No he tenido éxito. Los costes para España de la dirección elegida por Ciudadanos son demasiado altos», remató.

Su marcha de Cs ha provocado un triple movimiento en la formación. El expresidente de Coca-Cola en España y reciente fichaje naranja, Marcos de Quinto, accederá a la Ejecutiva de Cs. El diputado Edmundo Bal asumirá la portavocía adjunta del grupo parlamentario. La candidata Carina Mejías, por su parte, ocupará el escaño en el Congreso que deja Roldán.