En los termómetros electorales no hay ninguna señal que apunte a que Cataluña vaya a ser el motor del voto en las elecciones generales del 28-A, como lo fue en las andaluzas de diciembre, puesto que el marco en el que se está configurando todo el debate gira ahora en torno a la dicotomía entre dos bloques ideológicos: izquierda-derecha, futuro-nostalgia. Este es el ecosistema de una precampaña en la que el PSOE se mueve cómodo y que sus principales adversarios intentan revertir a toda costa.

Aquellas fuerzas más beneficiadas por la crispación que genera la unidad de España tratan de meter de nuevo al conflicto catalán en la agenda para polarizar las semanas extenuantes que faltan hasta unas legislativas en las que Pedro Sánchez se juega el Gobierno y Pablo Casado su continuidad como líder.

El mismo día en que Vox trataba de poner una pica en Flandes con un acto en Barcelona, el candidato del PP volvía a poner ayer el foco en la necesidad de concentrar el voto útil contra el independentismo y no enfangarse más en el aristado asunto del aborto en época neandertal u otros temas perdedores que, reconocen en las filas conservadoras, les han hecho zozobrar. Con el ánimo de retomar el rumbo, Casado vuelve a agitar el riesgo del separatismo y a tirar del mito del PP como buen gestor de la economía.

VENTA A PLAZOS / «Nuestro único adversario es Pedro Sánchez, porque está vendiendo la economía y porque está vendiendo a trozos y a plazos España a los separatistas», advirtió desde un mitin en Torrelavega. Casado manifestó que la situación que vive Reino Unido con el brexit demuestra que «la irresponsabilidad de algunos políticos deriva en errores históricos» y, en ese sentido, aludió al líder socialista en Cataluña, Miquel Iceta, de quien dijo que plantear una consulta de autodeterminación «es una absoluta irresponsabilidad y una traición».

«Cuando yo sea presidente de España ni va a haber referéndum, ni va a haber consulta, ni nadie va a decidir por el resto de españoles», aseveró.

El candidato popular a la Presidencia defendió la importancia de un PP en el Gobierno para la próxima negociación de los fondos comunitarios, para la mejora de las infraestructuras, para una «renovación fiscal», para los autónomos, los pensionistas o para el empleo, ya que ha asegurado que desde que gobierna Pedro Sánchez se han perdido 126.000 trabajos.

MEDIDAS MEDIOAMBIENTALES / Por su parte, Albert Rivera, centrado ahora en conquistar votos clave en las provincias de la España vacía que ganó o perdió en los comicios del 2016 por la mínima, presentó un plan de lucha contra los residuos plásticos, la deforestación y el cambio climático, desde el parque nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Se trata de una iniciativa llamativa, por la prácticamente nula producción de propuestas sobe medio ambiente desde que Cs llegó al Congreso. Ahora, Rivera se compromete a incorporar este plan de choque en los cien primeros días de gobierno si gana el 28-A. El líder de Cs señaló que el entorno del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel era el mejor lugar para reivindicar» la conservación del medio ambiente como un patrimonio que se merecen «nuestros hijos y nietos» para disfrutarlo como ahora la herencia que dejaron nuestros abuelos.

10 ÁRBOLES POR ESPAÑOL / Rivera señaló que en España en un sólo año llegan 8 millones de toneladas plásticas al mar, una situación ante la que «los gobiernos tienen que hacer más y Europa nos marca el camino», pero España debe hacer más y «liderar» esta lucha para que Europa no sólo no le «tire de la orejas», sino que «nos pueda felicitar por luchar en favor del medio ambiente». Por su parte, la candidata al Congreso de los Diputados por Barcelona, Inés Arrimadas, apuntó que que la intención de Cs es plantar «10 árboles por cada español».