El acto tiene ingredientes a mansalva para despertar la curiosidad de cualquiera que sepa que José Luis Rodríguez Zapatero es un laicista convencido, un agnóstico declarado, y que una de sus prioridades es acercarse, política y espiritualmente, a Barack Obama, aunque el presidente de EEUU le haya anulado tres días antes una cumbre en Madrid de la peor (y más fácil) manera: diciéndoselo con una filtración a la prensa. El acto, llamado Desayuno Nacional de Oración, se celebra los primeros jueves de febrero en Washington y está organizado por el grupo ultracristiano The Fellowship (conocido como La Familia ). Esta mañana, Obama y Zapatero, en la categoría de "invitado internacional", hablarán ante más de 3.000 personas, entre miembros del lobi religioso e invitados, que en los últimos años atendido pláticas como las de Tony Blair (2009), Bono (2006) y la Madre Teresa de Calcuta (1994).

La intervención de Zapatero es la primera que hará un español en ese foro, convertido en un lugar para hacer relaciones con políticos, empresarios e intelectuales de todo el planeta. Su alocución ha eclipsado sus otras dos citas de hoy en Washington, con empresarios (en la Cámara de Comercio) e investigadores sociales (en el think-tank Consejo Atlántico), en las que podrá seguir su campaña de rehabilitación de la imagen de la economía española e intentar calmar a los mercados de deuda. La primera etapa fue el foro de Davos, la semana pasada.

12 INVITADOS Casi siempre, los invitados internacionales se han decantado por comentar pasajes de la Biblia. Los portavoces de Zapatero no quisieron adelantar cuál será la opción del jefe del Ejecutivo, ni cómo ni con quién ha preparado su discurso. El presidente lo tiene fácil para abordar las grandes cuestiones de las Sagradas Escrituras si elige algunas de sus prioridades en política exterior, como por ejemplo, la Alianza de Civilizaciones y la ayuda a Africa.

Entre el público, Zapatero contará con varios supuestos cómplices: sus 12 invitados personales, unos nombres que la Moncloa no facilitó hasta ayer. El presidente se ha llevado a EEUU a un grupo de empresarios (de OHL, Acciona, Ferrovial, BBVA e Iberdrola); a varios directivos de medios de comunicación, entre ellos, Pedro J. Ramírez (El Mundo ) y Juan Luis Cebrián (Grupo Prisa), y al diputado de CiU Josep Antoni Duran Lleida. Además, otros ocho parlamentarios españoles acuden al acto invitados por la organización.

Zapatero y Obama tendrán ocasión de charlar, junto a representantes de La Familia, antes de que empiece el desayuno, pero fuentes de la Moncloa no pudieron concretar si, además, mantendrán una reunión a solas. Si se produce ese aparte, el jefe del Ejecutivo podrá mostrarle su malestar por la anulación de la cumbre entre la UE y EEUU que la presidencia rotatoria tenía pensado organizar en Madrid. Esa cancelación hace que el acto de hoy sea la única oportunidad en la que el presidente de turno y el norteamericano se vean las caras durante el semestre español. La "conjunción planetaria" de Leire Pajín queda reducida a la mínima expresión.

VOCES CRITICAS La participación de los líderes de la Casa Blanca en el Desayuno Nacional se remonta a 1953, pero este año han empezado a aparecer voces críticas sobre lo que se ha convertido en una tradición presidencial. Congresistas que son miembros de La Familia han protagonizado en los últimos meses varios escándalos sexuales y otros por evasión fiscal que han puesto el foco sobre este lobi religioso, orgulloso de su oscurantismo y su influencia en las esferas de poder de Washington.