"En este momento no sabemos para qué se convoca un congreso". Esta frase, pronunciada ayer por un miembro del PP vasco que asistió a la reunión de la junta directiva del lunes, refleja el estado de confusión en el que se encuentra el partido en Euskadi. Se puede decir que, desde el domingo día 11, cuando la presidenta popular en el País Vasco, María San Gil, decidió anunciar en un escueto comunicado que se descolgaba de la ponencia política del partido, hasta ayer, el desconcierto ha ido creciendo.

Aunque la mayoría de los asistentes a la decisiva cita del partido en San Sebastián se mostraban ayer cautelosos, sí trascendió que más de los dos tercios de las 40 intervenciones pidieron esperar al congreso nacional del 20 de junio y no adelantar el cónclave vasco. Sin embargo, contra lo que parecía lógico y "aconsejable dada la situación", la propia San Gil reclamó al final una votación.

Quienes conocen las prácticas internas del PP, admitieron ayer que "nunca" se ha forzado una votación cuando la opinión de la mayoría se evidencia de forma tan clara.

Buena parte de los dirigentes del PP vasco no se explican que San Gil mantenga silencio sobre si se presentará o no a la reelección. "Generalmente, esto se deja claro desde el primer día", se comentaba ayer en algunos círculos que cada vez ven más próxima la renuncia de quien ha sido hasta ahora un icono.