La policía francesa localizó ayer más de 300 kilos de sustancias utilizadas habitualmente para la fabricación de explosivos en un garaje de Grenoble (Francia), presuntamente utilizado por miembros de la banda ETA hasta fechas recientes. Al parecer, el lugar se utilizaba como "depósito" y no como laboratorio para elaborar los artefactos.

La operación tiende a confirmar que la banda terrorista ha extendido sus redes más allá de la región vascofrancesa, para alejarse de la presión policial, hasta buscar escondites por toda la geografía francesa. Grenoble se encuentra en el sureste de Francia, a 100 kilómetros de Lyón y a casi 900 kilómetros de Euskadi.

EL MATERIAL Entre el material descubierto en el garaje se hallaron cinco tubos de PVC con el anagrama de ETA, más de 300 kilos de nitrato de amonio, polvo de aluminio, 20 litros de agua oxigenada, dos cilindros vacíos y dos bombonas grandes de gas, según informaron fuentes próximas a la investigación.

El garaje fue alquilado en diciembre del 2008, mes en el que fue detenido en Francia Aitzol Iriondo, alias Gurbitz , presentado por las autoridades españolas como el sucesor de Garikoitz Aspiazu, Txeroki, al frente del aparato militar de la banda. Los investigadores tratan de determinar ahora si el abandono del zulo y la detención del jefe etarra pueden estar relacionados.

SOSPECHAS POR IMPAGO El material descubierto en el garaje es utilizado habitualmente para la fabricación de explosivos como el amonal. El dueño del local, un joven estudiante de 22 años, se acercó al lugar al no haber cobrado las tres últimas mensualidades y descubrió el arsenal. En un principio, pensó que se trataba de un alijo de droga.

Un hombre de unos 40 años y "apariencia agradable", según su testimonio, le alquiló el garaje el pasado mes de diciembre, presentándose con una falsa identidad. Pagó dos meses por adelantado y, como suele ser habitual en la banda terrorista, con dinero en efectivo.

La banda terrorista ha protagonizado varias acciones en Francia para robar o esconder explosivos. El pasado julio se reforzó la vigilancia en torno a dos fábricas de explosivos donde se esperaba un robo por parte de ETA. En 1999, un comando sustrajo más de 8,3 toneladas de explosivo en Bretaña, y en el 2001 los etarras también lograron hacerse con 1,6 toneladas cerca de Grenoble.