Los hombres de Telesforo Rubio, jefe de la lucha antiterrorista, siguen tras la trama de los islamistas del 11-M y el lunes arrestaron a otros tres marroquís, dos en Madrid y uno en Granada. Con ellos ya son 90 los arrestados, de los que 23 están presos.

Según el ministro del Interior, José Antonio Alonso, que informó ayer de las detenciones en el marco de la operación Astra, los marroquís se dedicaban al tráfico de armas y de drogas y "pudieron ayudar a financiar los atentados". El detenido en Granada estudiaba telecomunicaciones y pudo preparar los teléfonos que activaron las bombas.

Los arrestados en Madrid son Murad Bhar o Ismael, de 20 años, y Abdeljalak Chergui, de 29 años, ambos de Tánger. Según la policía, el primero se dedicaba al tráfico de drogas y almacenó armas y explosivos. Compartió piso con Rafá Zuhier y Sufiane Raifak durante los días previos y posteriores al 11-M. En su actual domicilio la policía incautó documentación que está siendo analizada.

Según la policía, Chergui estuvo relacionado con Kakhet Sarhane ben Abdelmajid, el Tunecino , así como con Rachid Aglif, el Conejo , Faissal Alluch y Mohamed Belhadj, miembros de la célula. Según la policía, facilitó documentación belga falsa a Jamal Ahmidam, el Chino , que fue el encargado de comprar y transportar la dinamita tras contactar con Antonio Toro y su cuñado Emilio Suárez Trashorras.

FINANCIACION Los investigadores aseguran que Chergui ayudó a financiar los atentados. Según la investigación, fue él quien facilitó las armas con las que contaban los terroristas.

Chergui utilizaba un locutorio, un restaurante y una tienda de ropa y bisutería en el barrio de Villaverde Bajo, como tapadera de sus negocios sucios. Según la policía, suministró teléfonos móviles al Tunecino y realizó varios viajes a Holanda, Bélgica y Marruecos en fechas inmediatamente anteriores al 11-M para preparar los atentados y facilitar la cobertura de varios fugados.

El tercer detenido dentro de esta operación es Abdeljalak Chergui, hermano del anterior, de 32 años, también de Tánger. Su arresto se produjo en Granada, donde regentaba un locutorio.

Abdeljalak estaba matriculado en ingeniería técnica de Telecomunicaciones de la Facultad de Linares (Jaén) y poseía conocimientos como para llevar a los investigadores a sospechar que fue él quien realizó o instruyó a los autores de la masacre sobre la manipulación de los móviles que activaron las bombas.