En sus viajes por Iberoamérica, José María Aznar está acostumbrado a ser agasajado por los mandatarios de cada país, muchos de ellos necesitados de la ayuda económica española. Menos protocolario, el presidente brasileño le invitó a comer ayer, pero tras haberle hecho esperar una hora.

La cita en el palacio de Itamaray estaba fijada a las 11.30 horas, pero Lula la retrasó sin motivo justificado. El desaire irritó a la comitiva española, que en este viaje da muestras de desorganización.

La apretada agenda de la visita del presidente Aznar y la negativa del Gobierno español a trasladar a los informadores en el avión oficial motivó que ayer ninguna televisión pudiera grabar la participación del presidente del Ejecutivo en el Foro Mercosur-Unión Europea.