El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, salvó ayer a su homólogo de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, de convertirse en el empleado de la semana, después de que la detención en Gibraltar de cuatro guardias civiles en la noche del lunes amenazase con abrir un nuevo conflicto internacional en la repleta agenda española. Las autoridades del Peñón dijeron que la "rápida intervención" de Rubalcaba, pidiendo disculpas y explicando la situación, fue clave para resolver el conflicto, y evitó "un mal mayor".

Así lo indicó el ministro de Gibraltar, Peter Caruana, que tildó de "muy grave" el incidente, después de que los agentes entrasen en aguas de soberanía británica persiguiendo a una lancha de presuntos narcotraficantes, y fuesen retenidos dos horas por la policía gibraltareña.

PRACTICAS DE TIRO El episodio se produjo casi un mes después de que una patrullera inglesa hiciese prácticas de tiro con una boya con los colores de la bandera española.

El suceso, que obligó al embajador británico a pedir disculpas, permanece fresco en la memoria a ambos lados de la frontera. En declaraciones a la televisión, Caruana pasó veladamente por el primer caso y alabó la decisión del Ejecutivo español --en el segundo caso-- de reconocer que la entrada de la Guardia Civil al puerto del Peñón fue "incorrecta", afirmando que no había "intencionalidad política alguna" en el desembarco.

El ministro de la Roca explicó que la patrullera y las armas de los retenidos habían sido remolcadas a media mañana hasta aguas internacionales, tras realizarles las pruebas oportunas, para proceder a su entrega a la Guardia Civil. Y se preguntó cuál hubiera sido la reacción si la situación se hubiese producido a la inversa. "Que la gente de España piense qué habría pasado si la policía de Gibraltar, portando armas, se hubiese introducido en el puerto de Algeciras, desembarcando, no solo quedándose en el agua, y hubiese actuado en las calles", señaló.

PROTOCOLO DE ACTUACION Este nuevo incidente contribuye a incrementar aún más la tensión entre los cuerpos de seguridad que, diariamente, trabajan en aguas del Estrecho. La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) justificó ayer la actuación de los cuatro agentes al tratarse de una persecución "en caliente" --la misma definición que utilizó Moratinos--, y explicaron que, en otros puntos fronterizos, como la divisoria con Portugal, es habitual que las fuerzas de seguridad prosigan una persecución mientras que la central avisa a la policía lusa.

La organización policial reclamó ayer la "definición" de un protocolo de actuación que regule y clarifique este tipo de trámites, y de forma especial en el área de Gibraltar.