Con puntualidad británica, que para algo fue embajador del general Francisco Franco en el Reino Unido, el líder del Partido Popular gallego y presidente de la Xunta, Manuel Fraga, votó a las 12 en punto en Vilalba (Lugo), su localidad natal. El anciano candidato a la reelección --tiene 82 años-- acudió al colegio electoral acompañado de dos de sus hijas, y aprovechó su visita relámpago a Vilalba para cumplimentar a familiares y echar una "partidita de dominó", antes de regresar a Santiago de Compostela para seguir la noche electoral en la sede del PP.

Los populares se quedaron estupefactos al ver los sondeos de las televisiones que les auguraban una debacle electoral. Sin embargo, a medida que los datos de voto escrutado les situaban al borde de la mayoría absoluta (38 escaños), los ánimos se fueron entonando. Los 37 escaños les dieron motivos suficientes para ir a la fiesta organizada por los populares en un hotel cercano.

Entre los asistentes, una nutrida representación del PP de Cataluña poco afín a la dirección de su presidente, Josep Piqué. Allí estaba, entre otros, Manuel Millán Mestre, biógrafo de Fraga.