Existía la música, pero faltaba la letra. Dos etarras han confesado que recibieron un curso de formación sobre el manejo de armas y técnicas de codificación de documentos en Venezuela en el 2008 por parte de dos veteranos dirigentes de ETA, Antonio Cubillas y José Lorenzo Ayestarán. El Gobierno español pidió ayer explicaciones al Ejecutivo de Hugo Chávez, pero hasta ahora este ha hecho oídos sordos a la petición de extradición cursada contra Cubillo y otros 11 etarras por el juez Eloy Velasco, tras las declaraciones de cuatro arrepentidos de las FARC que explicaron que fueron instruidos en Venezuela por la banda ETA.

Xabier Atristain y Juan Carlos Besance, detenidos el miércoles en Guipúzcoa, declararon ante la policía --ante el juez Ismael Moreno no hablaron-- que el comando Imanol, del que formaban parte, pasó por varias etapas. El talde (grupo) se formó en el 2005 bajo la dirección de Liher Rodríguez, que ya entonces quiso perpetrar un secuestro y que fue detenido en Francia en el 2007.

IMPORTANTES RELACIONES El control del comando pasó después a Mikel Kabikoitz Carrera, Ata. Este responsable de la banda, capturado el pasado mayo en Francia, inscribió a los etarras en cursos de formación sobre "métodos de codificación, desmontaje, limpieza de armas y posiciones de tiro", que primero recibieron en Francia y más tarde en Venezuela, concretamente entre julio y agosto del 2008, según consta en el auto de prisión dictado ayer por Moreno. El juez de la Audiencia Nacional también revela que los detenidos contactaron en el país latinoamericano con Cubillas y Ayestarán, los encargados de impartir los cursos.

Los dos arrestados mantienen importantes relaciones con Venezuela. Cubillas llegó a ese país en 1989 tras ser expulsado de Argelia y está considerado el responsable del colectivo de refugiados de ETA en la zona. Además, está casado con una venezolana y ha ocupado el cargo de director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras. Por su parte, Ayestarán fue uno de los últimos etarras en beneficiarse de la ley de amnistía de 1977 y, tras estar implicado presuntamente en 10 asesinatos, vivió durante años en Cumaná. El Gobierno de Chávez quiso concederle la nacionalidad en el 2006, pero las presiones de España abortaron la iniciativa. Después volvió a Francia, donde fue detenido en marzo junto al entonces jefe de la banda, Ibon Gogeaskoetxea.

Los primeros datos sobre los lazos de ETA con Venezuela surgieron a raíz de la investigación que dirige el juez Velasco. En octubre del 2009, dos de los cuatro arrepentidos de las FARC explicaron a policías españoles que en el 2008 recibieron un curso en ese país en el que también participó el etarra José María Zaldúa --fallecido en septiembre-- y otro apodado Schumacher.

Estos arrepentidos también dijeron que a las clases iban unos 60 alumnos, y que en ellas recibían entrenamiento sobre manejo de explosivos y otros artefactos. Los cursos se hacían dos veces al año y las sesiones comenzaban con instrucción física. Incluso detallaron que los etarras eran "muy flojos", ya que solían desmayarse, según consta en el informe policial.

El Gobierno de Chávez no ha respondido a la petición del juez Velasco y es muy poco probable que lo haga ahora, ya que la legislación venezolana impide la extradición de nacionales. Sin embargo, quizá el Ejecutivo español se vea empujado a exigir mayor colaboración.

LABORES DE INFORMACION Atristain y Besance contaron asimismo a la policía que, en noviembre del 2009, facilitaron información para atentar contra ertzainas. Y que decidieron disolver su comando el pasado febrero, tras la detención de este último etarra. Atristain permaneció oculto hasta que finalmente se entregó en el aeropuerto de la localidad francesa de Biarritz, pero quedó en libertad tras ser entregado a España. Besance se quedó al cargo del material explosivo que habían ocultado en varios locales de San Sebastián.

La última vez que se vieron fue días antes de ser arrestados, para decidir cómo "deshacerse del material".

El juez Ismael Moreno ordenó su ingreso en la cárcel por integración en ETA y tenencia de armas y explosivos.