La contribución de Pedro Solbes a la victoria del PSOE en el 2008 fue decisiva. Aunque en ese momento todavía casi nadie pronosticaba que la crisis económica iba a tener la intensidad que está teniendo, sí se vislumbraba que el tiempo que se avecinaba no era bueno. A ese empeoramiento de las condiciones meteorológicas se debió el fichaje de Manuel Pizarro por Mariano Rajoy y, también, que José Luis Rodríguez Zapatero presionara a Solbes para que repitiera como ministro de Economía y Hacienda. El presidente acertó, el líder de la oposición, no, como el debate televisado entre Pizarro y Solbes pondría de manifiesto.

Pero Solbes repitió bajo presión. Su continuidad al frente del ministerio, ni siquiera como vicepresidente le resultaba atractiva. Con la intensidad de la crisis, le ha acabado resultando insoportable. Se le notaba.

Dicho relevo es el que hace que nos encontremos ante una crisis de Gobierno. La sustitución de cualquier otro ministro, que no fuera la vicepresidenta, habría sido una simple remodelación. Pero la sustitución de Solbes no es una remodelación, sino una crisis.

Y, puesto que de crisis se trataba y como tal iba a ser percibida por la opinión pública, mejor aprovechar la ocasión para resolver otra crisis, de más envergadura, que no admitía espera: la sustitución de Manuel Chaves como presidente de la Junta de Andalucía. A pesar de que disponía de mayoría absoluta y de que no había riesgo alguno de inestabilidad, todos los estudios de opinión indicaban que los ciudadanos muy mayoritariamente, casi el 70%, consideraban que el tiempo de Chaves como presidente andaluz ya había pasado. La permanencia de Chaves al frente de la Junta se estaba convirtiendo en un elemento de bloqueo del subsistema político andaluz.

Conociendo como conozco al presidente de Andalucía desde hace más de 50 años, no tengo la menor duda de que ha preparado este paso de manera concienzuda, aunque no estoy nada seguro de que haya acertado.

La apuesta por José Antonio Griñán, un político excepcionalmente valioso, era la apuesta segura, la que podía producirse con menos tensión en el interior del partido. En mi opinión, el momento tal vez exigía una apuesta de mayor riesgo.

Claro que mi conocimiento del PSOE de Andalucía es muy limitado.