Eusko Alkartasuna (EA) y Batasuna están a la espera de que ETA fije su postura tras el acuerdo que las dos fuerzas firmaron el domingo pasado en Bilbao para transitar juntas hacia un Estado vasco independiente. Ayer, el parlamentario y portavoz de EA en Navarra, Maiorga Ramírez, dio por seguro que pronto se sabrá esa posición, y vaticinó que la nueva entente política coloca a la banda en el camino de "su autodisolución".

En realidad, se trata de una lectura voluntarista del acuerdo ya que, por ahora, este no ha logrado siquiera que la izquierda aberzale condene con claridad el primer acto de violencia callejera registrado tras la firma, el miércoles en Agurain (Alava). El portavoz parlamentario del PP, Leopoldo Barreda, aprovechó para reiterar su oposición a la alianza, e incluso afirmó que "las mismas manos" que aplaudieron en Bilbao lanzaron los artefactos incendiarios contra las dependencias de la Ertzaintza en Agurain.

El PNV también desconfía de los efectos concretos del pacto. Su portavoz parlamentario, Joseba Egibar, interpretó ayer la entente como una "huida hacia delante" de la que estaban necesitados los dos partidos, ya que no desempeñan papel alguno en el día a día del País Vasco.

Mikel Basabe, dirigente y parlamentario de Aralar en Vitoria, adelantó ayer que no habrá cooperación con Batasuna y EA, al menos en los términos que recoge el documento que firmaron las dos fuerzas.

Por otra parte, ayer se supo que el pasado día 1 la policía francesa localizó, vacío, uno de los vehículos sustraídos por varios etarras de un concesionario de automóviles poco antes de asesinar al policía Jean-Serge Nerín, el pasado 16 de marzo al sureste de París.