El Gobierno está empeñado en convencer a la diplomacia internacional de que el caso Haidar no es fruto de un problema puntual entre España y Marruecos, sino una consecuencia más del conflicto histórico que enfrenta a marroquís y saharauis. Con esa tesis, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha logrado ya que la Unión Europea y Naciones Unidas se adhieran a la búsqueda de una salida digna para la activista Aminetu Haidar, que continúa en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote. Y a última hora de ayer se sumó a este esfuerzo colectivo Estados Unidos, un actor que puede ser fundamental para resolver la crisis, dado su innegable peso diplomático.

La Administración de Barack Obama dio un paso adelante en su implicación en el conflicto y presionó a Marruecos para que contribuya a encontrar una solución "cuanto antes". Así lo explicó la portavoz del departamento de Estado, Ian Kelly, que reveló que la jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, había hecho saber a su homólogo marroquí que está preocupada por la salud de Haidar y que, por tanto, desea que la crisis que ha provocado su huelga de hambre se resuelva lo más rápidamente posible.

PRUDENCIA CON EL REY De momento, Marruecos no reacciona. El próximo lunes, será el titular de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, quien se entreviste con Clinton. Fuentes diplomáticas aseguraron que dicha reunión no fue acordada para abordar, expresamente, la situación de Haidar y estaba prevista de antemano para tratar "las principales cuestiones de interés relacionadas con el desarrollo de la agenda transatlántica durante la presidencia española" de la UE.

La intensificación del frente diplomático internacional contribuirá a que el rey Juan Carlos siga al margen de este asunto, "de momento", como dijo Zapatero en Bruselas. A juicio del presidente del Gobierno, hay que actuar con "prudencia y responsabilidad" cuando toca decidir si el Monarca debe hacer alguna gestión internacional. No obstante, añadió que el Rey "siempre" está dispuesto a ayudar y "en perfecta sintonía" con el Ejecutivo, hasta el punto de que muchas de sus colaboraciones "ni siquiera tienen trascendencia pública".

Las autoridades marroquís también prefieren que Juan Carlos no intervenga, y así se lo han hecho saber a algunos de los políticos a los que, en los últimos días, han visitado en España y en Bruselas para explicar su posición. El Gobierno y el PP coinciden en que en estos momentos es preferible salvaguardar la imagen del Monarca español, especialmente cuando no hay seguridad de que la crisis con Marruecos vaya a tener una pronta o fácil solución.

De puertas españolas para adentro, la polémica se centra en saber quién permitió la entrada de la saharaui en Lanzarote. Por eso, el PP ha decidido preguntar por esta cuestión en el Congreso, el miércoles. Zapatero y su vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, apuntaron ayer que fue la policía la que permitió el paso de Haidar a España, una vez que Marruecos le había retirado el pasaporte y, aplicando la ley de extranjería, la introdujo en un avión rumbo a Canarias. Haidar tiene permiso de residencia legal en España y por esto está aquí "conforme a la ley", recalcó Zapatero. Una versión diferente a la que dio inicialmente Exteriores, admitiendo que la delegada del Gobierno en las islas tomó la decisión.