El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no está por la labor de dar aire a Juan José Ibarretxe. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, advirtió ayer de que si el lendakari plantea su plan soberanista se topará con la negativa a cualquier posibilidad de diálogo, pero eludió referirse a la propuesta remitida a la Moncloa desde Vitoria que propone un acuerdo en base al texto que PNV, PSE y Batasuna pactaron en Loiola durante la tregua de ETA para normalizar la situación vasca, aunque no llegaron a firmarlo.

En previsión de que Zapatero aproveche el domingo su presencia en la Fiesta de la Rosa, en Bilbao, para trasladar algún mensaje, de la Vega pidió "prudencia". Recomendó esperar al encuentro que se celebre el próximo día 20 y volvió a recordar que "Constitución, consenso y ciudadanía" son las tres reglas de juego a las que se atiene el Gobierno.

SILENCIO DE LOS SOCIALISTAS Tampoco los socialistas vascos quisieron opinar sobre la decisión de Ibarretxe de poner sobre la mesa un documento en el que ellos participaron y en el que se habla de reconocimiento a la "identidad nacional vasca" o del "compromiso" de respetar lo que los vascos decidan democráticamente sobre su futuro.

Las diferencias en el tripartito vasco afloraron ayer por el debate en el Parlamento de una propuesta del PP para desalojar de las alcaldías a ANV, allí donde gobierne en minoría.

En contra de lo que ha sucedido en los municipios donde se han debatido las mociones éticas, EB se unió a PNV, PSE y PP para pactar un texto que propugna "recuperar para la democracia" las alcaldías en manos de ANV. Pero, EA se abstuvo en uno de los tres puntos y votó en contra de otro. Poco después, el lendakari rehuyó valorar las diferencias entre socios y acusó a la presidenta del PP, María San Gil, de querer "ensuciar" por interrogarle sobre la falta de cohesión en el tripartito.