Los militantes que han denunciado públicamente las primarias telemáticas de Ciudadanos en Murcia, Madrid y Cantabria esperan a cotejar sus datos de emisión de votos con los que les dé la comisión de garantías del partido, para descartar que les hayan hecho un clementazo. Así llaman entre los afiliados de Murcia a lo vivido en las primarias naranjas de Castilla y León. La candidata de la dirección, la exdirigente del PP Silvia Clemente, tuvo que renunciar a su triunfo cuando su competidor, Francisco Igea, comprobó que no cuadraba la suma de votos (se contaron 81 más de los emitidos) y que hubo votaciones agrupadas de madrugada, 50 entre la una y las tres del día 9.

Los derrotados de Madrid, Murcia y Cantabria están en contacto entre sí, comparten wasaps, se pasan lo que publican los medios. Pero «aún no hemos decidido ninguna acción en común», explica el abogado José López, derrotado en las primarias cántabras por el oficialista Félix Álvarez, Felisuco.

Los denunciantes de las primarias viven tres situaciones en común: todos han perdido contra candidatos sostenidos por la cúpula del partido; todos han detectado cadencias de acumulo de voto y todos han tenido que esperar a que el partido les pasara todos los datos que necesitan para verificar las votaciones.

El caso cántabro es llamativo. A las 10 horas del 1 de marzo se abría la urna virtual, y a las diez horas, cero minutos y 20 segundos empezaron a llegar votos. «Encender el ordenador, cargar la web, registrarte, meter la contraseña y votar no se hace en 20 segundos». Según la candidatura perdedora, entre las diez y veinte segundos y las 10.45 llegaron 98 votos para Felisuco: en tres cuartos de hora, el 36% de los sufragios que obtuvo (269). Después vino una cadencia pausada, hasta otro pico entre las 12.50 y las 13.10, 40 votos más.