La patronal española no tiene noticia de que la economía vaya camino de hundirse, como afirma el PP, ni espera que esto esté a punto de suceder. El presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, siguió ayer con interés la entusiasta intervención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Foro de la Nueva Economía. Y al finalizar el coloquio, agradeció que Zapatero hubiera dedicado su discurso a desmontar la "crisis psicológica" que amenaza a la economía y que, sobre todo, es alimentada por los populares con palabras como "recesión".

En línea con el mensaje del presidente, aunque no con su entusiasmo, Díaz Ferrán comentó que los empresarios no perciben una pérdida de confianza de los consumidores; avanzó que los datos de final de año de las empresas "son buenos" y que las perspectivas para el 2008 "no son malas". "Yo confío en que no bajará la confianza de los consumidores", pronosticó tras admitir que, durante esta legislatura, la patronal había trabajado "con confianza" con el Gobierno.

CONTRA EL DRAMATISMO La palabra "confianza" se repitió ayer hasta la saciedad. Ante 975 asistentes, muchos de ellos empresarios, Zapatero usó su elocuencia para desmontar el mensaje "catastrofista" del PP sobre el futuro de la economía española.

A pesar de la desaceleración de la economía, el presidente vaticinó que las perspectivas son muy buenas y prometió entre 1,6 y 2 millones de nuevos empleos en la próxima legislatura. "Crear alarmismo injustificado en torno a la economía de un país puede dañar las expectativas y eso es lo menos patriótico que conozco", dijo Zapatero en un dardo directo contra el líder de la oposición, Mariano Rajoy. El presidente pidió a la oposición "más prudencia, sensatez y patriotismo" a la hora de enjuiciar la economía española. "Seguro que lo agradecerán los empresarios, que no comparten para nada el dramatismo", remató.

Poco después, Zapatero almorzó en la Moncloa con miembros de la CEOE. Fuentes de la patronal subrayaron el mensaje de confianza: "Si los empresarios nos ponemos en plan catastrofista, inducimos a que todo vaya a peor. Es cuestión de responsabilidad". Las cifras y la política social son la carta de presentación de Zapatero ante el electorado.

NADA DE ALIANZAS El presidente no piensa por ahora hablar de posibles alianzas poselectorales. "Yo salgo a ganar, y con claridad", señaló. A pesar de los últimos guiños a los nacionalistas catalanes y vascos y a expresar su interés en aumentar la colaboración, Zapatero demostró ayer que durante la campaña obviará cualquier referencia a acuerdos. La consigna es que el PSOE quiere ganar "con la máxima autoridad y libertad posible". Zapatero reiteró su rechazo a las declaraciones de los arzobispos de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y Valencia, Agustín García-Gasco, después de que estos criticasen algunas de las leyes del Gobierno del PSOE y llegasen a acusarlo de poner en peligro la democracia. Zapatero aprovechó la presencia del Nuncio del Vaticano, Manuel Monteiro, para elogiar su actitud y aseguró que respeta la opinión de la Iglesia, contraria a los matrimonios homosexuales o el aborto. Pero al mismo tiempo añadió que "no es asumible" que arzobispos como Rouco Varela digan que la actual legislación ataca a los derechos humanos.

Zapatero advirtió a este sector más conservador de la Conferencia Episcopal de que, de la misma manera que él "no se atreve" a opinar sobre lo que tiene que hacer la Iglesia, los obispos deberían ser también respetuosos con el Gobierno: "Las cosas en su sitio y cada uno en su sitio".