Aunque el tema de la charla que protagonizó ayer Josep Lluís Carod-Rovira en Barcelona era el programa económico de ERC, apenas se habló de cifras. Menos aún en el turno de preguntas: seis de las siete intervenciones se refirieron con dureza al encuentro del exconseller en cap con ETA.

"Está usted ante un auditorio sensible al tema del terrorismo. Entre los socios hay secuestrados, amenazados de muerte y gente que paga el impuesto revolucionario", le dijo un empresario antes de reprocharle que nunca hubiera "tenido ningún reparo en hablar con Arzalluz, con Otegi ni en reunirse directamente con los asesinos de ETA, pero sí en hacerlo con el PP".

Fue el primero de los ataques contra Carod, que incluso fue conminado a explicar "de qué habló seis horas con quienes revientan la cabeza de la gente".

El exconseller en cap respondió con contundencia a todas las interpelaciones. Denunció una vez más la "hipocresía" que supone criticar su reunión con ETA "cuando con la banda han hablado todos los gobiernos".

Por otro lado, el secretario general de CiU y candidato al Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, emplazó ayer a Carod a aclarar si tras las elecciones, a las que concurre como cabeza de lista de ERC, tiene previsto quedarse de diputado en Madrid.