La Ertzaintza volvió a convertirse en objetivo de los ataques radicales. Agentes de la unidad de explosivos de este cuerpo retiraron ayer a primera hora de la mañana un artefacto casero de los bajos del coche de un agente en la localidad guipuzcoana de Andoain. El dispositivo estaba compuesto por un bidón de unos cinco litros de líquido inflamable unido a un cohete pirotécnico, pero no explosionó, al parecer porque la mecha se mojó por la lluvia de la noche.

El artefacto estaba preparado para prender fuego al vehículo particular del ertzaina. Los servicios de limpieza municipales descubrieron, a las seis de la mañana, un bulto sospechoso fijado con cinta aislante a los bajos del coche. Tras avisar a la Policía Local, que acordonó la zona, los artificieros acudieron al lugar y retiraron el artilugio.

BLANCO PRINCIPAL Este atentado fallido confirma que la policía vasca es el blanco principal del entorno etarra. En las últimas semanas se han producido varios ataques, algunos de ellos de intensidad. El propio consejero de Interior, Javier Balza, ha admitido que todas las medidas de autoprotección de este cuerpo se encuentran activadas.

Los sindicatos policiales volvieron a exigir más medidas de seguridad, así como una acción más decidida para detener a los autores. La central independiente ErNe dijo que la acción fallida es "un paso más en la escalada de amenazas e intimidación" al colectivo. Y el sindicato ELA remarcó que una de las obligaciones de los mandos del departamento de Interior del Gobierno vasco es "cumplir y hacer cumplir los procedimientos de seguridad", ya que "son los responsables directos" de la protección de los ertzainas.

Los grupos representados en el Ayuntamiento de Andoain, PSOE, PNV, EA, PP y EB, expresaron su "más firme repulsa" ante el ataque frustrado.

Mientras, el Consejo de Ministros acordó ayer pedir a Francia la extradición del presunto jefe de logística de ETA, Juan Cruz Maiza Artola, detenido el 26 de julio y acusado de participar en el asesinato de un teniente de navío en 1983.