El joven de 24 años muerto por arma blanca en un macrobotellón de Sevilla el pasado viernes ha sido enterrado hoy en la intimidad en La Puebla de Cazalla (Sevilla), mientras que las investigaciones policiales no han permitido aún detener a nadie relacionado con el homicidio. Tras el funeral celebrado en el convento de San Francisco de La Puebla, al que asistieron numerosos vecinos, los restos mortales del joven Francisco Javier G. fueron trasladados al cementerio local de San José, ha dicho a EFE el primer teniente de alcalde, José Santos. Por expreso deseo de los familiares, la ceremonia en el cementerio se celebró en la intimidad, ha apuntado el concejal, quien ha recordado que las banderas ondean a media asta y que mañana está declarada jornada oficial de luto en La Puebla. Además, el Ayuntamiento ha convocado mañana frente a su sede una concentración en repulsa por el apuñalamiento del joven, ocurrido en Sevilla cuando participaba la noche del viernes en un macrobotellón para celebrar la llegada de la primavera. Por otra parte, la Policía aún no tiene a nadie identificado ni imputado tras las once declaraciones que tomaron ayer a varios testigos de los hechos, según ha indicado a EFE un portavoz policial, que, no obstante, considera que las investigaciones "van por buen camino". En el macrobotellón, celebrado en la zona del Charco de la Pava, junto al río y cerca del que fue recinto de la Expo 92, participaron unos 6.000 jóvenes, muchos de ellos universitarios, y otros procedentes de localidades vecinas de la capital andaluza. El joven fallecido estaba desempleado y recientemente había sido contratado durante un mes mediante la bolsa de trabajo municipal. La familia del joven emigró hace casi treinta años a Baleares, al igual que hicieron casi dos mil vecinos de esta localidad en busca de trabajo, por lo que el fallecido nació en Ibiza.