MADRID. Los restos mortales del presidente del Consejo de Estado, Iñigo Cavero, que falleció el día de Navidad en Madrid, a los 73 años, recibieron ayer sepultura en la localidad de Cintruénigo (Navarra), tras el homenaje póstumo de las principales autoridades del Estado y el reconocimiento unánime a su labor en favor de la democracia. Casado y padre de ocho hijos, Cavero fue ministro con los presidentes de UCD Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo.