La Conferencia Episcopal Española (CCE) rompió ayer su tradicional invitación al voto como un deber de todo ciudadano en una democracia. Por primera vez desde 1982, en que orienta a los cristianos ante una consulta en las urnas, justifica la abstención y el voto en blanco en el referendo sobre la Constitución europea. Esta última opción es imposible, dado que sólo existen el , el no y el voto nulo.

La comisión permanente del episcopado, compuesta por 24 prelados, aconsejó el voto en blanco y la abstención "en el caso de que no sea posible superar la perplejidad o no se pueda aceptar en su raíz el planteamiento de la consulta". "La dificultad es objetiva y el tiempo es escaso", advierten los obispos.

El portavoz de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, aseguró que "no hay razones para aconsejar o desaconsejar ninguna opción al voto" y que "todas son legítimas".

En su análisis y argumentos de la Carta comunitaria, los prelados hacen un balance de los aspectos negativos y positivos, "cuya valoración en conjunto no es fácil de precisar", según Martínez Camino. No obstante, son más abultados los negativos.

Los obispos tienen "claro" que los firmantes del tratado favorecerán el proceso de integración de la UE con lo que ello comporta: consolidación de la paz, desarrollo económico y social y cooperación contra el terrorismo. También valoran de manera positiva los principios de subsidiaridad, proporcionalidad, control judicial y libertad religiosa.

ELEMENTOS NEGATIVOS Pero son mucho más claros y rotundos al condenar los elementos que creen negativos. Hubieran deseado "ver definido sin ambigüedad" el derecho a la vida. Así, critican el hecho de que no se excluya la investigación con embriones humanos, el aborto, la eutanasia o la clonación.

Además, la Iglesia le reprocha al texto una tutela mayor del matrimonio y la familia, y la protección del derecho de los niños a no ser adoptados por parejas homosexuales. Los obispos echan en falta una mayor participación ciudadana en la organización política de la UE y, por encima de todo, "lamentan profundamente la omisión deliberada del cristianismo como una de las raíces vivas de Europa".

Los obispos, según su portavoz, están por la construcción de Europa pero no ven motivo para aconsejar el voto. "En la Iglesia hay libertad de opinión. Los católicos pueden optar por cualquier postura", dijo Martínez Camino, ante la petición del no a la Constitución por parte del Movimiento de Acción Católica, que agrupa a los sectores juveniles y obreros del catolicismo español. "En todo caso será necesario actuar en conciencia sopesando con cuidado los motivos por los que se actúa", concluyó.