Ha sido "más fácil que en el 2003". Y la consigna es, ahora, "replegarse" en un Gobierno de unidad, evitar "la reivindicación de numerito" y trabajar por la apuesta estratégica a medio plazo de suplantar al PSC como principal oponente de CiU. Así resumían dos dirigentes de ERC la ratificación del pacto con los socialistas e ICV-EUiA, al que ayer el consejo nacional dio el visto bueno con 162 votos a favor, 2 en contra y 10 en blanco.

Ante el máximo órgano de ERC entre congresos, el presidente del partido desechó la experiencia del "tripartito catalanista y de izquierdas". Josep Lluís Carod-Rovira pidió "pasar página" y abogó por una Entesa Nacional que "no sirva solo a los progres " y "gobierne para todos".

El consejo nacional de ERC debatió ayer a puerta cerrada la reedición del tripartito. Como se esperaba --a diferencia del 2003 y, sobre todo, del convulso debate asambleario que llevó a Esquerra a oponerse al Estatuto--, hubo pocas críticas.

Una de los puntos del debate fue la reivindicación identitaria e independentista de sus bases, que el consejo nacional optó por apaciguar o desviar. Carod citó "las políticas sociales" como objetivo central de un Gobierno "distinto" y de una ERC que debe "reformular" el catalanismo "sin espacios para la venganza".

Los socialistas catalanes también celebraron ayer una reunión extraordinaria de su consejo nacional con el objetivo de votar el acuerdo de gobierno alcanzado con ERC e ICV y que hará a José Montilla presidente de la Generalitat. El pacto fue aprobado por aclamación.

Montilla explicó los motivos que han llevado al pacto de las izquierdas: "El PSC no puede gobernar con la derecha si es posible una opción de progreso y catalanista". También planteó la necesidad de realizar un ejercicio de autocrítica en el seno de su partido, tras reconocer que los resultados han sido "inferiores a lo esperado".

Mientras, unas 900 personas, según la Guardia Urbana, se concentraron en la la plaza de Sant Jaume de Barcelona para protestar contra el nuevo tripartito.