Esquerra Republicana reafirmó ayer su apoyo al Gobierno del PSOE, aunque no pasó por alto la queja de José Luis Rodríguez Zapatero, quien el martes dijo que algunas iniciativas de los republicanos no le gustan "nada". Con reproches, aunque suaves, contestó ERC a la recriminación del presidente. El secretario general y portavoz en el Congreso, Joan Puigcercós, advirtió de que también hay cosas de los socialistas que importunan a su partido. También alertó sobre el papel de CiU en Madrid. En su opinión, existe el riesgo de que los convergentes, en su afán por convertirse en interlocutor decisivo, contribuyan a que el proyecto de Estatuto se devalúe.

"Tenemos derecho a decir lo que no nos gusta del Gobierno y del PSOE", manifestó Puigcercós, quien consideró "lógica" la queja de Zapatero ante algunas actuaciones de ERC y pasó a expresar las suyas. Puigcercós se refirió a los "excesos" verbales de socialistas como Francisco Vázquez, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Bono. Lamentó asimismo que el Ejecutivo no respondiera antes al boicot de productos catalanes.

El ministro de Industria, José Montilla, no vio "una advertencia" en las palabras de Zapatero sobre sus alianzas, sino "la especificación de una realidad", en el sentido de aclarar que PSOE y ERC son fuerzas distintas, que coinciden en lo que votan juntas.

El titular de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, especuló sobre las alianzas del PSOE. Dijo que, si Zapatero pactara con CiU, de rebote el Gobierno de Pasqual Maragall sería más estable. Según Sevilla, el tripartito actuaría con más sosiego con una CiU en la oposición "con menos motivos de discrepancia".