La Ertzaintza evitó ayer la comisión de un atentado al desactivar un artefacto colocado al borde de un camino vecinal entre las localidades vizcaínas de Gernika y Bermeo, que estaba preparado para estallar cuando se accionara a distancia mediante un radiomando. La policía no identificó al posible objetivo, aunque en la zona residen varios agentes.

La bomba, compuesta por entre 6 y 7 kilos de Titadine y reforzada con tornillería, fue al parecer abandonada por un joven que viajaba acompañado de otra persona en un vehículo. Un vecino vio de lejos la maniobra --la casa más próxima está a cien metros del cruce donde abandonaron el artefacto-- y avisó a la policía. La Unidad de Explosivos logró desactivar la bomba a las cinco de la tarde y confirmó que estaba preparado para que la onda expansiva se orientara hacia el camino por el que debía pasar el objetivo.

El Departamento vasco de Interior no dudó en atribuir a ETA el intento de atentado, pero se negó a valorar elementos de la investigación. Tampoco se concretó hacia quién podía ir dirigida la acción terrorista que habría supuesto la vuelta de la banda a Vizcaya, donde no ha actuado desde hace cinco meses. El asesinato del sargento de la policía municipal de Andoain (Guipúzcoa) tuvo lugar el pasado día 8.

PROTOCOLO PARA DETENCIONES

El Departamento vasco de Interior anunció ayer la puesta en marcha de un nuevo protocolo de actuación de la Ertzaintza en las detenciones, para evitar "la campaña de falsas acusaciones de malos tratos". Entre otras medidas, los agentes se pondrán en contacto telefónico con los familiares de los detenidos para comunicarles su estado, se intensificarán las revisiones médicas periódicas y se trasladará a los arrestados a un centro hospitalario para un primer examen previo a su incomunicación.

La decisión del Gobierno vasco fue criticada por el PP, que la consideró innecesaria, y por Batasuna, quien aseguró que las acusaciones de tortura a la Ertzaintza no son "una campaña orquestada" de desprestigio, sino que "son objetivables". A través de una nota, el Gobierno vasco descalificó a ambas formaciones señalando que "los extremos se tocan".

El nuevo protocolo de la Ertzaintza se puso en práctica ayer mismo, tras la detención de nueve jóvenes en Guipúzcoa, tres de ellos menores de edad. Están acusados de haber cometido numerosos actos de violencia callejera, incluyendo ataques contra entidades bancarias, autobuses, inmuebles, vehículos particulares y mobiliario urbano.