La ilegalizada Batasuna celebró ayer en San Sebastián el homenaje a la ikurriña que había sido prohibido por el Departamento de Interior vasco y por los jueces. Nueve dotaciones de la Ertzaintza, apoyadas por un helicóptero, impidieron que el medio millar de seguidores de Batasuna se concentraran en el lugar previsto, el Bulevar donostiarra, bajo amenaza de utilizar el material antidisturbios, por lo que los organizadores optaron por trasladar la convocatoria a una plaza cercana. Allí hubo cantos, bailes y un discurso político que apenas duró diez minutos, sin incidentes.

La policía vasca no intentó impedir el acto. En presencia de centenares de turistas llegados con motivo de la Semana Grande de San Sebastián que miraban curiosos los acontecimientos, un mando de la Ertzaintza se dirigió a los líderes de Batasuna para comunicarles que la movilización estaba prohibida. Los parlamentarios Joseba Permach y Araitz Zubimendi pidieron sin éxito hacer una concentración "pacífica y silenciosa" de diez minutos. El responsable policial les avisó de que si no desalojaban en un minuto, cargarían. Los congregados irrumpieron en gritos como "ikurriña sí, española no" o "PNV español", desplegaron una pancarta e iniciaron una corta marcha por la parte vieja.

En su breve intervención, Permach tuvo tiempo para arremeter contra el Gobierno vasco y la Ertzaintza a los que acusó de "cipayos" (mercenarios) y "violentos" por intentar "una masacre" en San Sebastián.

Los argumentos del Tribunal Superior del País Vasco para prohibir el acto fueron el riesgo de desórdenes y que el particular convocante no había adoptado medidas de seguridad.