Es el 63.º año triunfal . Valle de los Caídos el sábado anterior al 20-N. Hace un día de perros. Llueve a ratos y estamos a sólo 2ºC. En el cercano puerto de Guadarrama ya hay nieve. Pero el frío de verdad está por llegar. Aparece en la espina dorsal conforme la gran explanada del Valle de los Caídos se puebla de nostálgicos del franquismo, muchos llegados en autocar. Hasta 2.000 personas llenan la basílica de la Santa Cruz para escuchar la homilía del padre Ernesto, abad benedictino que, sin recato, honra la memoria del dictador.

"ES GRATIS"

Patrimonio Nacional, organismo público propietario del recinto del Valle de los Caídos, subvenciona el acto, ya que a quienes reniegan de la democracia la entrada les salía ayer gratis. "¿Viene usted al acto? Entonces es gratis". La conmemoración está organizada por la Fundación Francisco Franco, que ya lleva ingresados 124.000 euros (20,6 millones de pesetas) de fondos del Estado desde que gobierna el Partido Popular. Según el Ministerio de Cultura, que dirige Pilar del Castillo, los fondos son para microfilmar archivos.

Llega a la misa doña Carmen , de 76 años de edad, huérfana del dictador y presidenta de la Fundación Franco. Camina vacilante hacia el altar. Resuenan gritos de "Franco, Franco". Mientras muchos franquistas inmortalizan el instante con sus cámaras, un teniente de la Guardia Civil impide al fotógrafo de este diario hacer lo propio, alegando que se requiere permiso de Patrimonio Nacional para hacer fotos en el monumento.

EL SERMON

El abad reclama a los presentes en la ceremonia "fortaleza" para mantener "la unidad de España que Francisco logró" y acaba rogando por "todos los enterrados" en la basílica, donde yacen 40.000 muertos, 20.000 del bando nacional y otros tantos del republicano, muchos de éstos presos que construyeron la faraónica tumba. El abad continúa su homilía rogando por los "muertos por la causa" y por los que "en su día no comprendieron la causa". En este Valle entumecido, más que frío se sienten escalofríos.