En Afganistán hay en la actualidad unos 780 soldados del Ejército español, la mayoría en Herat y solo unos 250 en Badghis, una provincia de una superficie como la de Badajoz y de la que España es responsable en el reparto de mandos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF). Esos 250 militares son los encargados de facilitar la reconstrucción de la región, una de las más pobres del país, labor que comandan miembros de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) y la empresa pública Tragsa. Según fuentes próximas a este grupo de trabajadores, esos 250 militares se ven incapaces de dar cobertura y protección a las tareas de reconstrucción de proyectos.

El Ministerio de Defensa, por su parte, sostiene que "no le consta" ninguna queja de la AECID respecto a la falta de cobertura de seguridad para proyectos de cooperación.

La estrategia desarrollada por el Gobierno español en el país asiático se ha centrado desde hace más de cuatro años en trabajar con empresas afganas, a las que subcontrata, para que sean los ciudadanos locales los que se vuelquen en la mejora de su propia situación. En algunos momentos, el número de afganos que han estado trabajando en esos proyectos (construcción de pozos y de escuelas, canalizaciones de agua y obras de saneamiento) ha llegado a 7.000, todos a sueldo del Ejecutivo. En estos momentos, la cifra ronda los 2.000 individuos.

Los miembros de la AECID y de Tragsa trabajan a través de mediadores con esas compañías, lo que les permite limitar sus movimientos por la peligrosa región. Además, esos traductores se encargan de contactar con los líderes tribales para que los proyectos no sean saboteados por los insurgentes.

Badghis disfrutó de una relativa calma hasta el año 2007. Es una provincia de mayoría tayika, lo que en teoría la hacía relativamente inmune a la penetración de los talibanes, que tenían su principal apoyo entre la etnia pastún, mayoritaria en el sur del país. Sin embargo, la situación cambió en el 2008, cuando se detectó una importante entrada de talibanes procedentes de las vecinas provincias de Faryab (norte) y Ghowr (este).

MENOS ESCOLTAS Ese aumento de la violencia ha frenado los planes de la AECID de impulsar la reconstrucción de Badghis. "Tenemos menos escoltas para dar cobertura a nuestros proyectos; el foco de la operación ha cambiado y la AECID debe confiar más en los trabajadores afganos", cuentan fuentes de la agencia de cooperación española.

A pesar de estas dificultades, el Gobierno descarta aumentar el número de soldados. El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, no ha secundado la petición del presidente de EEUU, Barack Obama, para enviar más tropas. España, como la mayoría de los países de la Alianza, solo se ha comprometido a reforzar la seguridad durante cuatro meses, con motivo de las elecciones de agosto.

Unos 450 militares se sumarán desde julio hasta octubre a los 778 en Herat y Badghis. De hecho, dos de los distritos más conflictivos de Badghis han pasado a estar controlados por otras fuerzas militares.