En un viaje fugaz y por sorpresa a Afganistán, el ministro de Defensa abrió ayer la puerta al envío de más soldados españoles a ese país. José Antonio Alonso aclaró que el Gobierno aún no ha tomado una decisión al respecto y que el tema se resolverá la próxima semana en una reunión de la OTAN en Sevilla. Pero ello ya implica un cambio de criterio, pues Alonso siempre había negado que fuera necesario ampliar el despliegue en Afganistán. El ministro adelantó ayer su regreso a España tras conocer el accidente mortal de un helicóptero militar en Navarra.

"No hay ninguna decisión, ni un proyecto de decisión tomada", aseguró el ministro, consciente de que sus homólogos de la Alianza Atlántica pueden pedirle el envío de más tropas a la zona e, incluso, que España asuma el núcleo del Estado Mayor del Cuartel General de la OTAN en Kabul, con lo que debería reforzar la misión española.

Estos planes responden al temor de los jefes militares en la zona a que los talibanes desaten una ofensiva en primavera. De hecho, Mohamed Nassim, gobernador de la deprimida provincia de Badghis --donde España está presente--, señaló ayer que "la experiencia de más de 30 años de guerra en el país hace pensar que cuando mejore el tiempo los enemigos intentarán llevar a cabos diferentes acciones".

Para impedirlo, el gobernador pidió a Alonso un batallón que actúe en las zonas más peligrosas, o que haya más patrullas mixtas junto a sus policías. "Necesitamos ayuda, sobre todo de las fuerzas aéreas, para destruir las cosechas de opio e impedir las actividades terroristas", añadió. El ministro se mostró comprensivo, pero dijo que España ya "está haciendo un esfuerzo tremendo": invertirá en Afganistán 50 millones de euros hasta el 2010 y se ofrece a asumir la instrucción del Ejército afgano.

Llamada a la disciplina Por lo demás, Alonso advirtió, en una rueda de prensa en Herat, de que el Gobierno no tolerará "ninguna ilegalidad" del estamento militar, y expresó su "pleno apoyo" a la jefatura de los ejércitos para restablecer la disciplina si esta se quiebra. Así defendió el arresto del presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles, Jorge Bravo, que participó en la protesta de guardias civiles en Madrid.