El guión de campaña que había redactado el PP, con Mariano Rajoy al frente, se ha cumplido al pie de la letra. A los conservadores, la jornada de ayer les salió a pedir de boca. El PSOE se ha hundido hasta inquietantes abismos y el PP ha ganado en términos globales, amén de imponerse en casi en todas las batallas particulares, en algunos casos a la espera del resultado de futuros pactos.

Los populares buscaron convertir las elecciones de ayer en la primera vuelta de las elecciones legislativas españolas, previstas para el año que viene, sabedores de que el viento de la crisis, pero también del desprestigio de Zapatero, soplaba a su favor. Se trataba de utilizar el 22 de mayo para tomar impulso, un impulso que, si las cosas marchaban bien, daría paso a redoblar la exigencia para que Zapatero anticipe los comicios generales.

Si en el 2007 la diferencia entre PP y PSOE era de menos de un punto porcentual a favor del primero, ayer los conservadores se pusieron unos 10 por delante. En 1995, viniendo muy de atrás, el PP consiguió adelantar al PSOE, quedando situado con más de cuatro puntos de ventaja. Esas elecciones precedieron a la victoria de José María Aznar en 1996 ante Felipe González, aunque con un resultado menos contundente de lo que se podía augurar.

Los socialistas perdieron mucho, muchísimo ayer. Ciudades emblemáticas como Barcelona y Sevilla (además de Zaragoza, A Coruña, Las Palmas o Girona). En el apartado autonómico, el PP consiguió Castilla-La Mancha y se impuso en los feudos socialistas de Baleares, Extremadura, Aragón y Cantabria. En Asturias, Alvarez-Cascos puede gobernar de la mano del PP. Y Bildu irrumpió espectacularmente en Euskadi.

Una mención aparte merece el caso de la Comunidad Valenciana, donde los casos de corrupción que afectan entre otros a su presidente, Francisco Camps, no han desgastado al PP, que ha aumentado su ventaja sobre los socialistas.

No parece, en definitiva, que haya dado resultado positivo el anuncio de Zapatero de no repetir el año que viene. El PSOE se pegó ayer un auténtico batacazo. Ahora, tras el derrumbe, quizá el PSOE opte por celebrar las primarias o, tal vez, por celebrar un congreso extraordinario. En todo caso, no le conviene el adelanto de las elecciones, tanto por las vitaminas que acaba de recibir Rajoy como por la complicada situación interna propia, situación que es probable que se ponga bastante fea a partir de hoy mismo, cuando España amanecerá (casi) toda ella de azul.