España selló hoy su compromiso con el Pacto del euro al presentar ante el Consejo Europeo un plan que conlleva reformas para controlar por ley el gasto del Estado, vinculándolo al PIB, y para hacer aflorar empleos sumergidos en el plazo de año y medio. Fue el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el encargado de presentar ante sus colegas europeos ese plan, integrado por ocho medidas en materia de competitividad, empleo, sostenibilidad de las finanzas públicas y estabilidad financiera. Zapatero informó del plan en la rueda de prensa que ofreció al término del Consejo Europeo y en la que explicó que, con esas iniciativas, muchas de ellas ya en marcha o anunciadas, pretende reforzar la respuesta a la crisis económica y fortalecer las bases de la economía de cara al futuro. Aunque los pormenores de algunas medidas se irán concretando próximamente, sí avanzó que el plan contra el empleo irregular incorporará "incentivos" desde junio de este año hasta diciembre de 2012. El control del gasto público responde a la exigencia de "sostenibilidad de las finanzas públicas" incluida en el Pacto del euro, y Zapatero subrayó la importancia de tener en cuenta el crecimiento económico, el déficit anual o el superávit a la hora de establecer un techo de gasto. Por respeto al principio constitucional de autonomía financiera, ese control no se va a imponer a las comunidades autónomas, aunque desveló que ya han comenzado los contactos para que adopten la misma regla, y consideró que el acuerdo es "factible" a la vista de la actitud del PP. La reforma de la negociación colectiva, la creación de una Comisión asesora de competitividad, un proyecto de ley de servicios profesionales, la ley concursal, la reforma de las políticas activas de empleo y la mejora de la Formación Profesional, y las nuevas exigencias de capital a bancos y cajas, completan el listado del plan español. De todo ello hablará mañana Zapatero con el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y con los representantes de las principales empresas del país, que han sido citados en el Palacio de la Moncloa. El presidente del Gobierno recalcó que España se encuentra ya en la senda de la estabilidad debido a que viene adoptando reformas desde diciembre de 2009, por lo que la crisis portuguesa no va a exigir más rápido en el camino trazado. Aprovechó así para expresar su total respaldo al dimitido primer ministro de Portugal, José Sócrates, y para recordar que el Consejo Europeo manifestó también su confianza en este país. Zapatero se mostró convencido de que Portugal garantizará su estabilidad y su capacidad de financiación y dijo que el mensaje de tranquilidad debe venir de la mano de las fuerzas políticas con posibilidades de vencer en los próximos comicios generales, ya que, gane quien gane, Europa va a exigir el cumplimiento de los objetivos de déficit. El presidente del Gobierno también aprovechó para reiterar su solidaridad con Japón, otro asunto que estuvo sobre la mesa de la cumbre europea por la tragedia causada por el terremoto y por la crisis nuclear derivada del mismo. En ese sentido, el jefe del Gobierno español consideró que las centrales nucleares europeas que no superen las pruebas de resistencia planteadas a raíz de la situación de la central atómica japonesa de Fukushima y no vean factible incrementar su seguridad, deberán cerrar. Pero precisó que la mayoría podrán adoptar las medidas necesarias y seguirán operativas. Libia ocupó igualmente parte de los debates de los líderes de la UE, y Zapatero insistió en el compromiso de España con la coalición internacional que ha intervenido para proteger a la población de ese país. Una participación con la que no cree que España pueda sentir una amenaza especial de ser objetivo del terrorismo islamista.