La puesta en marcha de la Unión por el Mediterráneo (UPM), título que a partir de ahora ya no irá precedido del de Proceso de Barcelona, constituye "para España y para el Mediterráneo un día muy importante, histórico", en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, quien señaló que la adjudicación a Barcelona de la sede del secretariado del nuevo organismo no había sido fácil.

"No ha sido fácil porque había otras candidaturas y muchas sensibilidades y había que aprobar en conjunto todo el paquete de acuerdos", dijo Moratinos. El ministro explicó el esperado cambio de nombre en que "ya no estamos en un proceso, sino en una Unión por el Mediterráneo, que es un salto cualitativo importante". La comisaria de Exteriores de la Unión Europea (UE), Benita Ferrero-Waldner, reveló que el cambio de nombre se hizo a propuesta de España. Ferrero-Waldner consideró que "Barcelona es la sede natural de un proceso que hasta ahora había llevado su nombre".

Moratinos proclamó con solemnidad que el desenlace de la reunión probaba que "España tiene peso e influencia en Europa y en el Mediterráneo. Si no la tuviera, Barcelona no sería la sede de la UPM", dijo. El secretariado estará dirigido por un secretario general, que será elegido entre los países del sur, con un mandato de dos o tres años. Tendrá cinco o seis vicesecretarios, tres de países de la UE (Malta, compensada así por renunciar a la sede, Italia y Grecia), un palestino y un israelí. Puede haber un sexto vicesecretario turco.

La inclusión de un israelí, a propuesta de Moratinos, fue el punto que permitió desbloquear la representación de la Liga Arabe, obstáculo que bloqueaba hasta anteanoche los acuerdos. Tanto Moratinos como el presidente de turno de la UE y ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, destacaron que es la primera vez que Israel tendrá un puesto en una organización internacional de alto nivel.