La ministra de Defensa, Carme Chacón, anuncia que España ha culminado el proceso de eliminación de "todas" las bombas de racimo que permanecían en los arsenales de las Fuerzas Armadas, al tiempo que subrayó la importancia de este paso porque este tipo de municiones "se ceban especialmente con la población no combatiente y los niños".

En declaraciones a la prensa en los pasillos del Congreso tras la ratificación parlamentaria de la Conveción de Prohibición de Fabricación y uso de bombas de racimo aprobado en Dublin, Chacón recordó que España ha sido "pionera" en "la eliminación" de estas municiones y aseguró que "ya ha eliminado de su arsenal todas las bombas racimo".

"Es especialmente importante por una razón: porque este tipo de bombas se ceba especialmente con la población no combatiente y en los niños", añadió. La responsable política de los ejércitos indicó que el pasado mes de diciembre su Departamento se comprometió a erradicas las bombas de racimo "antes de junio", por lo que ahora supone "un orgullo" poder afirmar que se ha completado ese proceso de destrucción. "Espero que sea un orgullo también para la sociedad española", afirmó.

El proceso de destrucción de las bombas de racimo, que ha tenido un coste cercano a los cinco millones, ha sido realizado por una de las compañías españolas que hasta la Convención de Dublín fabricaba y vendía este tipo de municiones, Fabricaciones Extremeñas. La firma, que forma parte de Explosivos Alaveses, ha culminado el desmontaje y eliminación de estas cargas en unos tres meses, toda vez que inició el proceso el 2 de diciembre, fecha en que la ministra se desplazó a visitar su factoría de El Gordo (Cáceres) para visualizar el primer paso de la eliminación de las bombas de racimo 'made in Spain'.

FAEX ha completado así, antes de que se cumpla el primera aniversario de la Convención de Dublín, la eliminación de las más de 5.000 bombas de racimo de diferentes características, fabricantes y potencial que albergaban los arsenales de las Fuerzas Armadas españolas.

En los años anteriores a la firma de la Convención de Dublín, el Gobierno español, partidario de la prohibición de su uso y fabricación, destinó 3,18 millones de euros a procesos de compra y mantenimiento de municiones de este tipo en los arsenales dependientes del Ministerio de Defensa, según consta en resoluciones de contratación publicadas en el Boletín Oficial del Estado recogidas por Europa Press.

Durante la pasada legislatura, el Ministerio de Defensa aprobó tres contratos de adquisición bombas de rácimo de los modelos BME-330 y MAT-120 y un cuarto expediente de mantenimiento de este tipo de municiones, todos ellos adjudicados a las empresas españolas Instalaza y Explosivos Alaveses.

El primer contrato, de mantenimiento de bombas BME-330, fue adjudicado por el actual Gobierno a la compañía Explosivos Alaveses el 28 de diciembre de 2008. El expediente fue tramitado por un procedimiento negociado sin publicidad y tuvo un presupuesto de adjudicación de 799.998 euros.

Once meses después, el 29 de noviembre de 2005, el Ministerio de Defensa aprobó un contrato de compra de bombas de racimo MAT-120 a Instalaza, que aparecían catalagodas en el expediente de adjudicación dotado con 1,49 millones de euros como "granadas de mortero de 120 milímetros con 21 submuniciones". Este modelo de munición ha sido denunciado por las Organizaciones No Gubernamentales como una de las bomba de racimo españolas.

Ya en agosto de 2006, el Ministerio de Defensa concedió otro contrato a Explosivos Alaveses, también de mantenimiento de sus bombas BME-330, dotado con un presupuesto de adjudicación de 447.300 euros.

El último de los contratos consultados por Europa Press, con fecha de adjudicación de 19 de septiembre de 2006, fue una compra a Instalaza de bombas de racimo MAT-120, catalogadas en el expediente como "500 granadas de mortero de 120 milímetros", sin especificar que se trata de municiones con 21 submuniciones.

Los cuatro contratos de bombas de racimo aprobados por el Gobierno actual durante la anterior legislatura suman 3,18 millones de euros y todos ellos fueron adjudicados por procedimientos negociados sin publicidad. Las bombas MAT120 de Instalaza fueron compradas para los arsenales del Ejército de Tierra mientras que las BME-330 de Explosivos Alaveses fueron destinadas al Ejército del Aire.

Las municiones de racimo, al explotar en el aire, diseminan cientos de pequeñas bombas en una amplia zona, las cuales a menudo no llegan a detonar, por lo que crean pequeños campos de minas que pueden causar la muerte o herir a cualquiera que las encuentre más tarde. Del total de bajas causadas por este tipo de munición, el 98 por ciento son civiles.