Venezuela no indemnizará a los dos etarras que entregó a España en el 2002 ni concederá la nacionalidad a otros cuatro que residen en el país caribeño. Las gestiones diplomáticas desplegadas ayer por orden de José Luis Rodríguez Zapatero fructificaron y forzaron al Gobierno de Hugo Chávez a deshacer el pacto que había suscrito con los abogados de dos miembros de ETA, según el cual indemnizaría con 325.000 euros a dos deportados hace cuatro años para resarcirles de una "entrega ilegal", y concedería la nacionalidad a otros cuatro etarras para impedir a España que los extraditara.

A última hora de la tarde de ayer, hora española, el ministro de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro, transmitió al embajador español en Caracas, Raúl Morodo, la desautorización oficial del Gobierno de Chávez de ese acuerdo con los abogados de los etarras. Aunque el ministro no negó que el pacto existiera --de hecho había recibido el visto bueno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos--, disculpó a su Gobierno asegurando que se habría suscrito sin el conocimiento de Chávez.

CHARLA ENTRE PRESIDENTES La marcha atrás oficial del Gobierno venezolano puso fin a una crisis que se abrió el lunes, cuando trascendió la noticia de que Venezuela ampararía a seis etarras, mediante pagos y medidas destinadas a impedir su extradición. La información --proporcionada por los abogados de los etarras-- trascendió apenas tres horas después de que Zapatero hablase con Chávez para felicitarle por su reciente victoria electoral, por lo que la noticia no formó parte de la conversación.

El presidente vivió el suceso desde Senegal, donde se encontraba de viaje oficial desde la noche del lunes. En Dakar le acompañaban el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, y el de Exteriores, Miguel Angel Moratinos. El titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, participaba en Bruselas en un Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE). La concentración de miembros del Gobierno en Dakar permitió a Zapatero coordinar personalmente las medidas diplomáticas con las que responder al desafío de Venezuela.

LA ESTRATEGIA Por la mañana, optó por rebajar la tensión declarando que se tomaba tiempo para confirmar el acuerdo del que daba cuenta la prensa, informa Josep Saurí. Al mismo tiempo delegó el mensaje de dureza en Rubalcaba, quien afirmó que el acuerdo, de confirmarse, sería "inaceptable para España". En paralelo, Zapatero ordenó a Moratinos que movilizara al embajador español en Caracas para que exigiera al Gobierno venezolano que desistiese de su acuerdo con los letrados de los terroristas.

La apuesta de Zapatero por resolver el desencuentro con Venezuela mediante el diálogo no encontró respaldo en el PP. Varios portavoces conservadores criticaron por igual a Chávez por amparar a terroristas y a Zapatero por no abrir de inmediato una crisis diplomática con Caracas. El primero fue Eduardo Zaplana, que a primera hora ya quería que Zapatero y Moratinos explicaran en el Congreso cómo iban a resolver la "argucia bananera" del Gobierno de Venezuela y su "tenue, descafeinada y ridícula" reacción a ese desafío.

Zaplana recomendó llamar a consultas al embajador venezolano en Madrid para mostrarle "con toda dureza" la oposición española a las prometidas nacionalizaciones. Más tarde, el responsable de justicia del PP, Ignacio Astarloa, consideró "intolerable" que el Gobierno se llame "amigo" de Venezuela después de una "ofensa incalculable".