Por mucho que el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) haya dado el visto bueno a la declaración por la que Kosovo se independizó de Serbia a comienzos del 2008, la postura del Gobierno español permanece inmutable: no reconoce a la antigua provincia de Serbia como un país. Para España, de momento, nada ha cambiado por la sentencia de la máxima instancia judicial de la ONU, sita en La Haya. "Mantenemos nuestra posición y seguimos apostando por un acuerdo entre las partes", anunció ayer, un día después del fallo, que no es vinculante, la vicepresidenta primera del Gobierno. María Teresa Fernández de la Vega, quien también se mostró en contra de cualquier paralelismo entre Kosovo y autonomías como Cataluña y Euskadi, que cuentan con nutridas bases independentistas.

Para España, uno de los cinco países de la Unión Europea que no reconoce al país balcánico --junto a Eslovaquia, Rumanía, Grecia y Chipre--, ambos casos "no tienen absolutamente nada que ver" porque el primero fue fruto del "conflicto bélico más cruento" que se ha producido en Europa tras la segunda guerra mundial, algo que no ha sucedido en España.

UN FALLO ´AD HOC´ Y aquí el Ejecutivo sí parece ir de la mano del TIJ, cuyo fallo considera la independencia kosovar como algo excepcional porque se produjo en una guerra que solo en la exprovincia serbia trajo consigo alrededor de 10.000 muertos y un millón de desplazados. Según fuentes de la Moncloa, la sentencia de los magistrados internacionales no crea ningún "precedente", porque se trata de una decisión ad hoc, circunscrita únicamente a Kosovo, y no entra a valorar si existe o no el derecho a la autodeterminación.

Ninguno de los otros cuatro países de la UE que tampoco han reconocido a Kosovo dio ayer señales de cambiar su posición. El Ministerio de Exteriores de Rumanía reafirmó su postura "expresada de forma constante estos últimos años, en lo que concierne al no reconocimiento de Kosovo como Estado".

CARA A LA ASAMBLEA Lejos de resignarse, el Gobierno de Serbia respondió ayer al veredicto del TIJ con el anuncio de una ofensiva diplomática con la que espera evitar que se produzca una ola de países que se sumen al reconocimiento de Kosovo y en vistas a la Asamblea General de la ONU, que se celebrará en septiembre en Nueva York.

El primer ministro serbio, Mirko Cvetkovic, convocó ayer una reunión extraordinaria del Gobierno para analizar el dictamen del TIJ y calibrar los pasos a seguir. "Vamos a lanzar una iniciativa diplomática para que Serbia esté bien preparada ante el debate sobre Kosovo en la Asamblea General de la ONU. Serbia propondrá una resolución con el objetivo de que el problema se solucione de forma aceptable para ambas partes mediante las negociaciones", afirmó Cvetkovic.

El mandatario recalcó que Serbia no renunciará a su política de defensa "de la integridad territorial y la soberanía" con medios políticos y diplomáticos.