El Gobierno español ha decidido exhibir firmeza ante Bélgica tras las «reiteradas descalificaciones» del presidente del Parlamento de Flandes, Jan Peumans, contra España. Tras convocar ayer por tercera vez en un mes al embajador belga en Madrid, Marc Calcoen, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, le ha comunicado en persona que retira el estatus diplomático al delegado del Gobierno de Flandes, André Hebbelink. «Son declaraciones inaceptables e impropias de un país amigo y aliado», justificó el ministerio.

Antes de la cita, Borrell había avanzado que su conversación con Calcoen «tendrá algo más de contenido» que las meras «advertencias» del Gobierno. El ministro aseguró que, a título personal, Peumans «puede decir lo que quiera, pero como presidente del Parlamento flamenco no puede decir lo que ha dicho sobre España». En su opinión, Peumans ha hecho unos «ataques completamente inaceptables a la democracia española» y hecho comparaciones de «lo que pasa en Cataluña y en Bosnia, y son realidades muy diferentes».

Exteriores ha ido elevando el tono de la protesta ante Bélgica y después de que las anteriores quejas diplomáticas las emitieran un secretario de Estado y una directora general del ministerio, en esta ocasión fue personalmente Borrell quien mantuvo un encuentro con Calcoen.

La primera protesta formal llegó el pasado 20 de septiembre, cuando el embajador belga fue convocado para dar explicaciones por la carta que Peumans escribió a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell en la que afirmaba que el Gobierno español no cumple «las condiciones para ser parte de una Unión Europea democrática».

Unos días después, Calcoen volvió a ser convocado y fue el secretario de Estado para la UE, Luis Marco Aguiriano, quien le expresó el «profundo malestar» de España por las declaraciones del dirigente flamenco, que se había ratificado en sus críticas a España.

El presidente del Parlamento de Flandes volvió a atacar a España el miércoles, al considerar «inadmisible» el encarcelamiento de los políticos.